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Aunque las definiciones son inconsistentes, la incontinencia anal (AI, anal incontinence) casi siempre se define como la salida involuntaria de flatos, líquido o heces sólidas que causa un problema social o higiénico (Abrams, 2005; Haylen, 2010). La definición de AI incluye la incontinencia de flatos, pero no la de incontinencia fecal (FI, fecal incontinence).
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A pesar de la aceptación de estas definiciones entre los profesionales de la salud, una encuesta mostró que sólo 30% de casi 1 100 mujeres con FI que viven en casa habían oído el término “incontinencia fecal”, y 71% prefería el término “escape intestinal accidental” (Brown, 2012). Por tanto, en un grupo de trabajo de consenso reciente se sugirió el uso de este último término, más centrado en la paciente (Bharucha, 2015).
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La AI puede conducir a una imagen personal mala y al aislamiento; sus efectos sociales y en la calidad de vida son considerables (Johanson, 1996). Además, la AI aumenta la probabilidad de que una paciente de edad avanzada ingrese a un asilo, en lugar de ser cuidada en casa (Grover, 2010).
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La incontinencia anal es frecuente y las tasas entre varones y mujeres son similares (Madoff, 2004b, Nelson, 2004). En el National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), la FI tampoco tuvo una relación significativa con la raza o el grupo étnico, nivel educativo, ingresos o estado civil (Whitehead, 2009). Aunque puede afectar a todos los grupos de edad, la prevalencia de AI aumenta con la edad y puede llegar a 46% en mujeres de edad avanzada en asilos de ancianos (Nelson, 1998). Al usar datos de NHANES desde 2005 hasta 2010, los investigadores notaron que la prevalencia de FI en mujeres se aproxima a 9% (Nygaard, 2008; Wu, 2014). De igual manera, la prevalencia calculada de FI en adultos estadounidenses que no viven en asilos de ancianos fue de 8.3% (18 millones). De estas personas, se señaló incontinencia fecal líquida en 6.2%, de moco en 3.1% y de heces sólidas en 1.6% (Whitehead, 2009). La prevalencia de FI aumentó de 2.6% entre los de 20 a 30 años de edad hasta 15.3% en individuos de 70 años o más.
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La defecación normal y la continencia anal son procesos complejos que requieren:1) un esfínter anal competente, 2) sensibilidad anorrectal normal, 3) capacidad y distensibilidad rectal normales y 4) control consciente. Es lógico que los mecanismos que producen la FI incluyan debilidad del esfínter anal y del piso pélvico, disminución o aumento de la sensibilidad rectal, reducción de la capacidad y distensibilidad rectales, y diarrea (Bharucha, 2015). En muchos pacientes, estos efectos pueden ser aditivos, por lo que no hay una medición fisiológica única que tenga un vínculo consistente con la FI.
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Contribuciones musculares
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Los contribuyentes esenciales a la continencia fecal ...