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En Estados Unidos el cáncer endometrial es la neoplasia maligna ginecológica más frecuente. Dos factores de riesgo son la obesidad y la edad avanzada. Como la prevalencia de ambos factores es mayor en la actualidad, la incidencia de cáncer endometrial sigue aumentando. Por fortuna, las pacientes casi siempre buscan atención desde el principio por hemorragia vaginal, y la biopsia endometrial conduce a un diagnóstico rápido. El tratamiento principal es la histerectomía con salpingooforectomía bilateral (BSO, bilateral salpingo-oophorectomy), y la linfadenectomía para estadificación en la mayoría de las mujeres. Tres cuartas partes se encuentran en la etapa I de la enfermedad, curable sólo con intervención quirúrgica. En casos de enfermedad más avanzada casi siempre es necesaria quimioterapia combinada o radioterapia después de la operación.
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EPIDEMIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO
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En Estados Unidos, las mujeres tienen un riesgo de por vida de 3% de padecer cáncer endometrial. Aunque se diagnosticaron unos 54 870 casos nuevos, sólo se esperaban 10 170 muertes en 2015. Como se señaló, la mayoría de las pacientes se diagnostica de manera oportuna y se cura. Como resultado, el cáncer endometrial es la cuarta causa principal de cáncer, pero la séptima como causa de muerte en mujeres (Siegel, 2011).
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Los adenocarcinomas endometriales se clasifican como tipo I o tipo II por sus características histológicas. El tipo I, el tipo endometrioide, compone 80 a 90% de todos los casos (Felix, 2010). El tipo II comprende el otro 10 a 20% y abarca los tipos no endometrioides, que incluyen adenocarcinomas serosos y de células claras. Los factores de riesgo de padecer cáncer endometrial son numerosos (cuadro 33-1). Los riesgos específicos para cánceres tipo I tienen que ver con un ambiente de exceso de estrógenos.
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De éstos, la obesidad es la causa más frecuente de sobreproducción endógena de estrógenos. El exceso de tejido adiposo aumenta la aromatización periférica de la androstenediona en estrona. En las premenopáusicas, las concentraciones altas de estrona desencadenan una retroalimentación anormal en el eje hipotálamo-hipófisis-ovario. El resultado clínico es oligoovulación o anovulación. En ausencia de ovulación, el endometrio se encuentra expuesto a un estímulo estrogénico casi constante sin efecto progestacional ulterior subsecuente y sin hemorragia menstrual por privación.
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