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Los tumores ováricos malignos se clasifican en tres categorías principales. La organización de estos grupos se basa en las estructuras anatómicas de las cuales se originan las neoplasias (fig. 36-1). Los cánceres ováricos epiteliales representan de 90 a 95% de los tumores malignos de las gónadas femeninas (cap. 35, pág. 735). Los tumores ováricos de células germinales y del estroma de los cordones sexuales constituyen de 5 a 10% restante y tienen cualidades únicas que necesitan una estrategia terapéutica especial (Quirk, 2005).
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TUMORES OVÁRICOS MALIGNOS DE CÉLULAS GERMINALES
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Los tumores de células germinales se originan en los elementos primordiales de las gónadas femeninas y comprenden un tercio de todas las neoplasias ováricas. El teratoma quístico maduro, también llamado quiste dermoide, es por mucho el subtipo más frecuente; representa 95% de todas las neoplasias de células germinales, su comportamiento clínico es benigno y se describe en el capítulo 9 (pág. 219). Por el contrario, en países occidentales éstas comprenden 2 a 3% de los cánceres ováricos malignos e incluyen disgerminomas, tumores del saco vitelino, teratomas inmaduros y otros tipos menos comunes.
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Tres rasgos típicos distinguen a los tumores malignos de células germinales de los cánceres ováricos epiteliales. Primero, la patología de las pacientes casi siempre inicia a una edad menor, por lo común en la adolescencia o al principio del tercer decenio de la vida. Segundo, al momento del diagnóstico la mayoría de las mujeres presenta enfermedad en etapa I. Tercero, el pronóstico es excelente por la gran sensibilidad de los tumores a la quimioterapia, incluso para aquellas personas con enfermedad avanzada. Las cirugías que permiten conservar la fertilidad representan el tratamiento primario para las mujeres que desean embarazarse en el futuro, aunque la mayoría no requerirá quimioterapia posoperatoria.
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En Estados Unidos, la incidencia de los tumores ováricos malignos de células germinales, ajustada por edad, es mucho menor (0.4 por cada 100 000 mujeres) que la de los carcinomas ováricos epiteliales (15.5) (Quirk, 2005). Smith et al. (2006) analizaron 1 262 casos de células germinales ováricas malignas desde 1973 hasta 2002 y observaron que las tasas de incidencia habían disminuido 10% en los últimos 30 años. A diferencia de un pequeño porcentaje de carcinomas ováricos epiteliales, los tumores de células germinales malignas no suelen considerarse hereditarios, aunque hay informes de unos cuantos casos familiares (Galani, 2005; Stettner, 1999).
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Dichas tumoraciones son las neoplasias malignas ováricas que se diagnostican con mayor frecuencia en la infancia y en la adolescencia, aunque sólo 1% de todos los ...