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Cada año se realizan más de 30 millones de procedimientos quirúrgicos. Durante éstos, casi un millón de pacientes sufren alguna complicación posoperatoria (Mangano, 2004). Como cirujanos, los ginecólogos asumen la responsabilidad de valorar el estado clínico de la paciente para identificar factores de riesgo modificables y prevenir la morbilidad perioperatoria. Sin embargo, los médicos también deben estar preparados para diagnosticar y tratar tales complicaciones cuando surjan.
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VALORACIÓN PREOPERATORIA DE LA PACIENTE
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Una valoración preoperatoria bien realizada tiene tres funciones importantes. Primero, descubre alteraciones que requieren valoración adicional y mejora para evitar complicaciones perioperatorias. Segundo, la valoración permite el uso efectivo de los recursos del quirófano (Roizen, 2000). Por último, el cirujano puede anticipar problemas potenciales y diseñar un plan perioperatorio apropiado (Johnson, 2008).
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En muchos casos, la anamnesis y la exploración física minuciosas evitan la necesidad de una consulta médica. Sin embargo, si se descubre alguna enfermedad mal controlada o no diagnosticada antes, la consulta con el internista puede ser provechosa. La consulta preoperatoria de medicina interna no proporciona una “autorización médica”, sino que ofrece una valoración del riesgo del estado médico actual de una paciente. Para la consulta se proporciona un resumen de la enfermedad quirúrgica y se hacen preguntas claras al especialista (Fleisher, 2009; Goldman, 1983). Además, la anamnesis y exploración física completas, así como los expedientes médicos que incluyan las pruebas diagnósticas ya completadas, deben estar disponibles para el médico especialista. Esto puede prevenir retrasos quirúrgicos innecesarios y costos por pruebas innecesarias.
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Factores de riesgo para complicaciones pulmonares
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Los trastornos pulmonares posoperatorios frecuentes incluyen atelectasia, neumonía y exacerbación de enfermedades pulmonares crónicas. Las incidencias calculadas de tales complicaciones después de la cirugía están entre 20 y 70% (Bernstein, 2008; Brooks-Brunn, 1997; Qaseem, 2006).
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Los riesgos de complicaciones pulmonares caen en una de dos categorías principales: relacionados con el procedimiento y relacionados con la paciente. De los riesgos relacionados con el procedimiento, como las incisiones abdominales superiores que se aproximan al diafragma pueden agravar la función pulmonar a través de tres mecanismos que se muestran en la figura 39-1. El limitado movimiento diafragmático consecuente puede producir descensos persistentes en la capacidad vital y en la capacidad residual funcional, lo que predispone a las atelectasias (Warner, 2000). La duración de la operación es otro factor relacionado con el procedimiento. Las operaciones en las que las pacientes reciben anestesia general por más de 3 h se relacionan con una tasa casi dos veces mayor de complicaciones pulmonares posoperatorias. Por último, una cirugía urgente se mantiene como un factor de riesgo independiente. Aunque en su mayoría estos factores no son modificables, la consideración de sus secuelas obliga a intensificar la vigilancia posoperatoria.
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