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El diagnóstico de una infección microbiana empieza con una evaluación de las características clínicas y epidemiológicas, lo que conduce a la formulación de una hipótesis diagnóstica. Por lo general, se incluye la localización anatómica de la infección con la ayuda de los hallazgos físicos y radiológicos (p. ej., neumonía del lóbulo inferior derecho, absceso subfrénico). Este diagnóstico clínico sugiere cierto número de agentes etiológicos posibles con base en el conocimiento de los síndromes infecciosos y sus cursos. Entonces, se establece la causa específica mediante la aplicación de los métodos que se describen en el presente capítulo. Se requiere de una combinación de arte y ciencia por parte tanto del clínico como del laboratorista: el clínico debe seleccionar los exámenes y muestras biológicas adecuadas a procesarse y, en caso apropiado, sugerir los agentes etiológicos sospechados al laboratorio. El laboratorista debe utilizar los métodos que demuestren los agentes probables y estar preparado para explorar las otras posibilidades que sugieran la situación clínica o los hallazgos de las pruebas de laboratorio. Los mejores resultados se obtienen cuando la comunicación entre el clínico y el laboratorista se encuentra maximizada.

Los métodos generales para el diagnóstico de laboratorio varían con diferentes microorganismos y enfermedades infecciosas. Sin embargo, los tipos de métodos por lo general son alguna combinación de exámenes al microscopio directos, cultivo, detección de antígeno y detección de anticuerpo (estudio serológico). En la actualidad hay muchas valoraciones con amplificación de ácido nucleico (NAA) que permiten la detección directa de componentes genómicos de agentes patógenos, y se están efectuando de manera más sistemática en muchos laboratorios de microbiología clínica, a medida que se hacen más automatizadas y más económicas. En este capítulo se consideran los principios del diagnóstico de laboratorio de enfermedad infecciosa. Los detalles de microorganismos particulares se comentan en sus capítulos respectivos, y los detalles de situaciones clínicas, en los cuadros clínicos al final del libro. Todos los métodos diagnósticos empiezan con alguna clase de muestra biológica recolectada a partir del paciente.

La microscopia, los cultivos y la detección de antígenos y anticuerpos son métodos clásicos.

Los métodos genómicos se están convirtiendo en el nuevo estándar para tipos de microorganismos específicos, y sus aplicaciones se siguen expandiendo.

LA MUESTRA

La conexión primordial entre el encuentro clínico y el laboratorio de diagnóstico es el espécimen que se entregue para su procesamiento. Si no se elige, recolecta, o ambos, de manera apropiada, no hay procedimiento de laboratorio que pueda rectificar el error. El fracaso al nivel de la toma de muestras es la razón más común para no poder establecer un diagnóstico etiológico o, peor aún, para sugerir un diagnóstico incorrecto. En el caso de las infecciones bacterianas, el problema principal se encuentra en distinguir entre los organismos de la flora normal residente o contaminante y aquellos que están ocasionando la infección. Las tres categorías de muestras que se ilustran en la figura 4-1A-C se discuten en el ...

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