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La función ejecutiva, el control cognitivo de la conducta, depende de la corteza prefrontal, que está muy desarrollada en los primates superiores y, especialmente, en el ser humano.
La memoria de trabajo, operativa o a corto plazo es una memoria intermedia de duración breve y capacidad limitada que almacena información y permite utilizarla para guiar la toma de decisiones y la conducta.
La atención permite seleccionar la información relevante de entre el enorme maremágnum que constituyen las aferencias sensoriales. La atención puede requerir esfuerzo o elicitarse “de abajo arriba” a raíz de la aparición de un estímulo sobresaliente.
La atención depende de la memoria operativa y de los mecanismos que filtran el acceso de las aferencias sensoriales a dicha memoria operativa.
La atención y la memoria de trabajo se modulan con los fármacos que estimulan directa o indirectamente los receptores de dopamina D1 y los receptores noradrenérgicos. Estos fármacos, sobre todo los psicoestimulantes metilfenidato y anfetamina, se emplean para tratar el trastorno de déficit
de atención e hiperactividad (TDAH).
Aunque el TDAH tiene un claro componente genético, aún no ha sido posible identificar los genes de riesgo concretos.
El trastorno obsesivo–compulsivo (TOC) y el síndrome de Gilles de la Tourette podrían reflejar anomalías emparentadas en los circuitos que conectan la corteza prefrontal con el estriado y el tálamo. Ambas entidades son muy heredables, aunque los genes implicados se desconocen aún.
La memoria declarativa o explícita, que es la memoria de los hechos y los sucesos, y la memoria no declarativa o implícita, que comprende todos los demás tipos, como la memoria procedimental y los hábitos, son las dos grandes clases de memoria que existen.
Las estructuras del lóbulo temporal medial, como el hipocampo, son especialmente importantes para la conservación temporal de los recuerdos declarativos.
El estriado dorsal desempeña un papel fundamental en la memoria procedimental y la de los hábitos.
La amígdala, que forma parte del lóbulo temporal, y el núcleo accumbens, que forma parte del estriado ventral, son importantes para la memoria emocional.
Se cree que los cambios duraderos de la eficacia sináptica (plasticidad sináptica) son mecanismos importantes para almacenar recuerdos.
Las emociones fuertes potencian la formación de recuerdos, probablemente porque activan sistemas neurotransmisores de proyección difusa (p. ej., monoaminas, acetilcolina).
A pesar del gran interés que existe por encontrar fármacos que mejoren la memoria en ciertas patologías (p. ej., la enfermedad de Alzheimer) o en condiciones normales (p. ej., el envejecimiento), aún no se han desarrollado agentes muy eficaces.
La expresión “cognición social” hace referencia a los procesos cognitivos y emocionales en que se basa la actividad social, incluidos los juicios sociales y la afiliación social.
El autismo, una de las enfermedades neuropsiquiátricas con mayor componente hereditario, agrupa un abanico de trastornos caracterizados por anomalías de la función social, alteraciones del lenguaje y conductas reiterativas con intereses limitados.
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Los sistemas nerviosos más simples detectan los estímulos ambientales que son ...