De la incapacidad a dejar que las cosas sucedan; del entusiasmo desmedido hacia lo nuevo y del desprecio a lo ya establecido; de anteponer el conocimiento a la sabiduría, o la ciencia al arte, o el ingenio al sentido común; de tratar a pacientes como si fueran casos, y de hacer que la cura de la enfermedad sea más penosa que el afrontar el padecimiento, Señor Mío, líbranos.