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EVOLUCIÓN Y PRINCIPIOS DIAGNÓSTICOS Y TERAPÉUTICOS
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La sífilis es una enfermedad infecciosa compleja causada por Treponema pallidum, una espiroqueta capaz de infectar casi cualquier órgano o tejido corporal e inducir manifestaciones clínicas diversas (cuadro 34-1). La transmisión ocurre más a menudo en el contacto sexual (incluido el sexo oral) a través de lesiones menores de piel o mucosas; el sitio de inoculación es casi siempre genital, pero puede ser extragenital. El riesgo de presentar sífilis después de un acto sexual sin protección con un individuo que tiene sífilis infecciosa es de casi 30 a 50%. En casos raros también pueden transmitirse por contacto no sexual, transfusión sanguínea o a través de la placenta de la madre al feto después de la décima semana de embarazo (sífilis congénita). La respuesta inmunitaria a la infección es compleja, pero proporciona la base para la mayor parte de los diagnósticos clínicos. La infección induce la síntesis de numerosos anticuerpos, algunos de los cuales reaccionan de manera específica con treponemas patógenos y otros con los componentes de los tejidos sanos (véase más adelante). Sin tratamiento, no se logra erradicar la infección de la mayor parte de las reacciones inmunitarias y contribuye a la degeneración hística en las fases tardías. Los pacientes que reciben tratamiento en las primeras etapas de la infección siguen siendo propensos a sufrir una reinfección.
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La evolución natural de la sífilis adquirida se divide en dos etapas clínicas importantes: ...