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Introducción

La citología tiene como objeto establecer el diagnóstico a través del análisis morfológico de las células. Comprende tres áreas:

  1. Citología exfoliativa

  2. Biopsia por aspiración con aguja delgada

  3. Citología de líquidos y secreciones corporales

La citología permite precisar un diagnóstico con mínima invasión, rapidez y bajo costo, aunque el examen citológico aislado no se considera una prueba diagnóstica y por ello debe correlacionarse con la clínica y la histología. Sin embargo, hay áreas específicas en la citopatología donde las pruebas moleculares tienen un papel útil, por ejemplo en los especímenes de citología cérvico-vaginal para determinar la presencia del virus del papiloma humano (HPV), en la tiroides para identificar las mutaciones de BRAF, RET y RAS, en páncreas la mutación de KRAS, en pulmón las mutaciones de EGFR, KRAS, ALK, las cuales se utilizan como blanco terapéutico molecular.

Citología exfoliativa

Con este método se analizan las células que se descaman de manera espontánea o se obtienen de manera intencional al exfoliar con algún instrumento la lesión sospechosa. El estudio más frecuente es la citología cérvico-uterina, muy útil en el tamizaje del cáncer de cérvix y útero. Es una prueba accesible, sencilla, aceptada por la paciente, sensible y específica, y en especial tiene la propiedad de reducir la mortalidad por carcinoma.

El cáncer cérvico-uterino es uno de los principales problemas de salud en el planeta. En el año 2000 se notificaron 76 000 nuevos casos y 30 000 muertes en América Latina, lo que corresponde a 16 y 13%, respectivamente, de las cifras mundiales.1 En México, la tasa de incidencia es alta (40 a 50 / 100 000 mujeres) y es la primera causa de muerte por tumores malignos en mujeres en edad reproductiva.1,2 En 1999 se informaron 4 000 decesos por esta afección (12 mujeres / día),3 y en el año 2000 la tasa fue de 20 / 100 000).1 A pesar de los programas de detección iniciados en 1942 con la "Campaña de lucha contra el cáncer", en el Hospital de la Mujer de la Secretaría de Salud, la incidencia y mortalidad por este padecimiento no han disminuido de manera significativa.4 Por esa razón, la Secretaría de Salud publicó en 1996 una nueva regulación para el Programa de Detección de Cáncer Cérvico-uterino, que introdujo un cambio en el tiempo de tamizaje, concedió mayor importancia a las poblaciones de más riesgo y supervisó la calidad de los estudios citológicos.5 El objetivo de un programa de detección es elevar el número de lesiones precursoras diagnosticadas y reducir el número de carcinomas invasores. De acuerdo con los datos del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, en 1988, 30% de las anomalías se presentaron in situ y 70% correspondieron a las invasivas.6 En 2002, 3% de los casos se reconoció en ...

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