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Las neoplasias de glándulas salivales mayores constituyen un grupo heterogéneo de tumores que se localizan en las glándulas parótidas, submaxilares y sublinguales. En los últimos años, la caracterización histológica y comportamiento biológico fueron precisados con mayor eficiencia,1 lo que modificó la estrategia terapéutica de estos tumores con mejores resultados en términos de recurrencia y sobrevida de los procesos malignos. Asimismo, las modificaciones técnicas en términos de vías de acceso y disección quirúrgica del nervio facial redujeron las complicaciones de los procedimientos, en particular en lo que se refiere a la glándula parótida.2
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Se estima una incidencia de dos casos por cada 100 000 habitantes en la población general, de acuerdo con el registro epidemiológico de neoplasias de Estados Unidos, que constituye un elemento confiable.3 Una regla que conviene recordar es que por cada 100 tumores parotídeos existen 10 tumores de glándulas submaxilares y uno de glándulas sublinguales. En este mismo orden de ideas, 80% de los tumores parotídeos y 60% de los submaxilares son benignos.4 El tumor benigno más frecuente de las glándulas salivales es el adenoma pleomorfo (90% de los casos), seguido por el tumor de Whartin (8%), el mioepitelioma y el oncocitoma (1% cada uno, respectivamente).4
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Por lo que se refiere al carcinoma de glándula parótida, representa el 1% de todos los carcinomas reportados cada año en humanos.5 La presentación de las neoplasias de glándulas salivales predomina en el adulto mayor de 45 años en 90% de los casos, aunque 10% de los casos se presenta a edades más tempranas y 3% en niños.6
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Otras lesiones no tumorales que deben diferenciarse en la glándula parótida son la sialolitiasis, los procesos infecciosos, linfangiomas, hemangiomas y lipomas, entidades que en la bibliografía se refieren como seudotumores.6
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Etiología y patogenia
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Dada la heterogeneidad de las neoplasias benignas y malignas, no existen conceptos claros en relación con el origen de estos tumores. En este contexto, no cabe duda que el antecedente de radiaciones ionizantes es un factor de riesgo. Ciertos tipos de carcinomas de glándulas salivales como el linfoepitelioma, han sido relacionados con el virus de Epstein-Barr.7,8 Los factores genéticos mencionados en la bibliografía han sido múltiples, pese a lo cual la expresión elevada de la proteína codificada por el gen Ki-67 y su tinción por inmunohistoquímica es el factor que con mayor consistencia se vincula con un mal pronóstico en los carcinomas de glándulas salivales. El gen codificador de la proteína c-kit, aunque mencionado en múltiples reportes como asociado al cáncer adenoideo quístico, ha carecido de consistencia para demostrar un papel etiopatogénico de importancia en el pronóstico de estos tumores.9-11
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El tumor más frecuente de las glándulas salivales mayores es el adenoma pleomorfo, el cual se constituye tanto ...