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Introducción

El primer reporte de una reconstrucción en el área de cabeza y cuello data del 600 a. C., y quien la realizó fue Sushruta Samita en la India para corregir un defecto nasal. Todas estas técnicas fueron documentadas por Tagliacozzi tiempo después. En el tratamiento actual para los tumores de cabeza y cuello, se requiere un trabajo multidisciplinario que incluye el tratamiento oncológico adecuado para el tumor primario y la reconstrucción de los defectos que estos tratamientos conllevan, para lo cual se toman en cuenta la fisiología, la estética y la función. Es de vital importancia para el médico actual recurrir a todas las herramientas disponibles para lograr este fin.1-4

Desde luego, es importante tener en mente que una adecuada reconstrucción no debe alterar el tratamiento oncológico del paciente ni a la inversa, por lo que se ha de tener en consideración si el paciente requerirá un tratamiento adyuvante y de su estado funcional. La reconstrucción puede ser inmediata o tardía, lo que se determina por la localización de la lesión, la histología, la experiencia del médico y la elección del paciente. Siempre se debe tomar en cuenta que otra opción a la reconstrucción es el uso apropiado de prótesis.5

La resección de tumores en el área de cabeza y cuello puede resultar en la exposición de estructuras vitales como el cerebro, ojos, el tubo aerodigestivo y estructuras neurovasculares mayores, por lo tanto es de vital importancia la reconstrucción como un paso inicial en la rehabilitación del paciente con cáncer de cabeza y cuello.

Bases para la reconstrucción

Los mejores resultados en esta materia se dan con la reconstrucción inmediata, ya que esto previene la retracción de los tejidos, permite no retardar el tratamiento adyuvante, se tiene menor exposición quirúrgica y una mejor rehabilitación en el terreno psicológico. La posibilidad de detectar recurrencias tempranas si la reconstrucción es tardía en la actualidad se considera un mito, que ya reportaron Kroll y colaboradores. De manera ideal, se debe utilizar un tejido similar al del defecto, que es mejor que un alotrasplante o que el uso de materiales sintéticos.6 Como un principio en la reconstrucción de esta área, siempre se toman en cuenta las unidades estéticas faciales (figura 41-1).

Las opciones de reconstrucción pueden ser desde un cierre primario hasta el uso de una amplia variedad de colgajos microvascularizados, lo que depende de la naturaleza del defecto así como de la localización, tamaño, estructuras adyacentes y comorbilidades. Del mismo modo, se deben tomar en cuenta las funciones de la piel, como barrera anatómica, termorregulación, protección contra la pérdida excesiva de líquidos, área de almacenamiento del agua, por ejemplo, función sensitiva (tacto, dolor, calor y temperatura), y estética. Siempre que sea posible, se ...

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