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El hepatocarcinoma es la segunda causa de muerte por cáncer en el mundo ya que se le atribuyen 782 451 anuales. En Estados Unidos, representa la quinta causa de muerte en hombres y la novena en mujeres. En México, se calcula que cada año se diagnostican 6 387 casos, con una incidencia de 5.7 por cada 100 000 habitantes, representa 7.7% de las muertes por cáncer, lo que lo ubica como la quinta enfermedad oncológica más frecuente en general, la quinta en mujeres y la sexta en hombres.1-6
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El carcinoma hepatocelular (CHC) es una enfermedad compleja que involucra múltiples etiologías, se relaciona con la hepatitis viral y el síndrome metabólico. La incidencia de CHC en hombres es cuatro veces mayor. La mayoría de los casos se produce en un contexto de inflamación crónica y se confirma por estudios clínicos epidemiológicos. El CHC tiene múltiples factores de riesgo como la infección por el virus de la hepatitis, consumo crónico de alcohol y exposición a la aflatoxina B1. Además, los trastornos metabólicos como la diabetes y la obesidad son factores de riesgo para cáncer de hígado. Independientemente de la etiología, el tumor se origina en un ambiente de inflamación crónica que progresa de forma secuencial de fibrosis a cirrosis y culmina con la aparición de CHC. Sin embargo, una pequeña fracción de los casos ocurre en ausencia de cirrosis.7
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La prevalencia de cirrosis en personas con HCC es de alrededor de 80-90% en series de autopsia; por lo tanto, 10-20% de los casos de HCC se desarrolla en personas sin cirrosis, no obstante que el principal factor de riesgo para CHC es la cirrosis hepática. Dentro de este grupo, el riesgo relativo de CHC a cinco años varía de acuerdo con la localización geográfica, con un estimado de 17% para la población europea y norteamericana y hasta de 30% en la población japonesa. La progresión a CHC en los enfermos con cirrosis depende de numerosos factores y de la combinación de éstos. El principal factor de riesgo es la infección crónica por virus de la hepatitis B (HBV) y virus de la hepatitis C (HCV); la cirrosis inducida por una hepatitis de otro tipo, como la autoinmunitaria, la criptogénica o la colangitis esclerosante, no presenta la tasa de progresión a CHC tan elevada como la viral. Otras causas de cirrosis hepática como la hemocromatosis tienen riesgo de progresión a CHC. Otros factores como la edad mayor de 50 años, la infección por el virus de la hepatitis δ, que agrega un riesgo de CHC tres veces mayor en pacientes infectados con hepatitis B, el consumo de más de 60 g al día de alcohol (RR 2), y la exposición crónica a aflatoxina B1 aumentan el riesgo de progresión de cirrosis a CHC.8
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En pacientes con CHC no relacionado con cirrosis ...