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El cáncer de endometrio es una entidad frecuente en países desarrollados, donde ocupa el primer lugar en incidencia del cáncer ginecológico. Debido a que sus síntomas, como el sangrado transvaginal, aparecen desde una etapa temprana, su tasa de curación es relativamente frecuente, con un pronóstico favorable en comparación con otras enfermedades malignas.
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A nivel mundial, la incidencia del cáncer de endometrio es de 287 107 casos al año (6o. cáncer en frecuencia), con una tasa de 73 854 muertes al año (14o. cáncer en mortalidad).1 En México, su incidencia es de 2 606 casos al año (8o. cáncer en frecuencia), con una mortalidad de 1 142 casos al año (11o. cáncer en mortalidad).2 Es preciso tomar en cuenta que la mayoría de los casos ocurre en mujeres entre los 50 y 69 años de edad.3
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Los factores de riesgo para el desarrollo del cáncer de endometrio guardan una relación estrecha con el estilo de vida, así como con la situación hormonal de las pacientes. Por ejemplo, la obesidad representa un riesgo relativo (RR) de 3 cuando hay entre 10 y 25 kg de sobrepeso. La diabetes mellitus representa un RR de 1.2-2.7 y la hipertensión esencial, de 1.21-2.1.4,5 En cuanto a los factores reproductores, una menarca previa a los 12 años con una menopausia tardía, así como la nuliparidad y la infertilidad, aumentan el riesgo de desarrollar esta neoplasia.6 Algunos trastornos genéticos correlacionan bien con el desarrollo del cáncer de endometrio, por ejemplo, el síndrome de Lynch tipo 2 representa un riesgo de por vida de desarrollarlo de 40 a 60%, mientras que el síndrome de Cowden representa un riesgo de 10%.7,8 La terapia hormonal de restitución con estrógenos, cuando se administra sin la oposición de la progesterona, puede ocasionar hiperplasia endometrial, en un primer paso, y luego cáncer endometrial. El uso de medicamentos como el tamoxifeno o la radioterapia producen un RR de 7 y 8, respectivamente.5,9 En cuanto a las lesiones premalignas, la hiperplasia endometrial con o sin atipia se relaciona con la malignización (cuadro 65-1).5
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El adenocarcinoma representa 90% de las neoplasias malignas del útero; entre sus subtipos, se encuentra el endometrioide puro (60-65%). Sus variedades son el ciliado, secretor, villoglandular y con diferenciación escamosa. Las características histológicas desfavorables que se consideran de alto grado son el seroso papilar (4.5%), células claras (2.5%) y células escamosas (0.04%)....