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INTRODUCCIÓN Y EPIDEMIOLOGÍA
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En este capítulo se revisa el diagnóstico y tratamiento del dolor abdominal y pélvico en la mujer no embarazada. Incluso después de haber eliminado la posibilidad de embarazo, el dolor abdominal en la mujer sigue siendo un reto diagnóstico por la proximidad física y la innervación del segmento raquídeo superpuesta, además de la similitud de los síntomas gastrointestinales, urológicos y ginecológicos. La información de la mujer embarazada con dolor abdominal/pélvico se encuentra en los capítulos 71, 100 y 103.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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Se deben definir las características del dolor incluido inicio, duración, localización, cualidad, irradiación y factores de agravamiento y de alivio. La historia clínica debe incluir preguntas acerca de los síntomas gastrointestinales (náusea, vómito, diarrea y estreñimiento), síntomas urológicos (disuria, hematuria, frecuencia y urgencia), y síntomas ginecológicos (sangrado vaginal, exudado, dispareunia y antecedentes menstruales). Nunca se debe descartar el embarazo con base en el antecedente de actividad sexual y antecedente menstrual. Se debe tomar una historia médica, quirúrgica y familiar, así como los detalles de embarazos previos y cómo concluyeron. Como parte de la historia clínica se deben tomar los datos de lactancia activa y uso de medicamentos, incluidos métodos específicos de control de la natalidad. Se debe preguntar acerca de tratamientos para la infertilidad, ya que los medicamentos que inducen la ovulación aumentan el riesgo de torsión de ovario, quistes y síndrome de hiperestimulación ovárica. Cuando se obtiene la historia sexual y social es sensato interrogar a la paciente sola, lo que ayuda a que se sientan más cómodas cuando se tocan temas posiblemente sensibles e incómodos. Se debe preguntar acerca de factores que aumentan el riesgo de enfermedad pélvica inflamatoria, entre los que se encuentran relaciones sexuales sin protección, infecciones de transmisión sexual previas y múltiples parejas sexuales. Cuando la paciente se encuentre sola, se debe interrogar acerca de la seguridad doméstica y valorar cualquier situación potencial de abuso. Las pacientes con antecedente de abuso físico y sexual pueden presentar varias molestias somáticas que incluyen dolor abdominal y pélvico, y este dolor a menudo es crónico. La historia social debe incluir situaciones de vida, ocupación y hábitos personales (consumo de tabaco, alcohol o drogas).
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Es esencial un método sistemático de la cabeza a los pies que inicie con signos vitales. La paciente se debe desnudar adecuadamente para una exploración cuidadosa. Al enfocarse en la exploración del abdomen, es útil determinar en qué cuadrante del abdomen se localiza el dolor; esto ayuda a reducir las posibilidades del diagnóstico diferencial (fig. 97-1).
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Además de palpar en busca de dolor o tumoraciones, se valora en busca de cicatrices quirúrgicas, exantemas, ...