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Las medidas intensivas y regionalizadas de la atención neonatológica y pediátrica1 se basan en tratamientos caros, de alta tecnología e intensivistas que se realizan en unos cuantos centros regionales. El modelo en cuestión se funda en la reducción de las cifras de morbilidad y mortalidad en pacientes lesionados en centros traumatológicos asignados.2,3 Los enfermos que necesitan servicios especializados suelen ser llevados a otros hospitales, y por ello el traslado interinstitucional es un complemento importante de las medidas intensivas regionalizadas.4 Los servicios de traslado especializados en pediatría mejoran la seguridad, disminuyen la frecuencia de hechos adversos imprevistos (en particular los de tipo ventilatorio), y disminuyen la mortalidad.4-6 En este capítulo se revisan las consideraciones generales y pediátricas para el traslado mencionado en neonatos y niños en estado crítico.
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La atención de niños en estado crítico se logra mejor con el auxilio de dos personas especializadas en cuidar de este tipo de pacientes en cada grupo de personal, además del piloto o chofer. Uno de los miembros debe ser una enfermera titulada que tenga como mínimo cinco años de experiencia, típicamente tres años de atención de recién nacidos o niños en situaciones críticas, o experiencia en salas de urgencias.4 Miembros adicionales pueden ser un neumoterapeuta, un médico y un paramédico. El estado del pequeño y los recursos locales son los factores que rigen la composición exacta del personal de transporte especializado.
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ENTORNO DEL TRANSPORTE
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El traslado de pacientes en estado crítico es un elemento que se agrega a los riesgos de la enfermedad o la lesión, por los peligros que conlleva el entorno del transporte, en particular de recién nacidos y niños.7 En el cuadro 107-1 se presentan las características peculiares del transporte que diferencian el entorno que priva en él y el medio de la sala de urgencias, y los efectos de tales elementos en los pacientes y en quienes los cuidan.
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