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Existen diferencias fisiológicas, anatómicas y de equipo significativas entre los niños y los adultos que deben tomarse en consideración cuando se planifique el tratamiento urgente de las vías respiratorias. La presentación de niños con enfermedades críticas que requieren intubación es relativamente poco común en comparación con la de los adultos.1-3 En este capítulo se presentan las características fisiológicas y anatómicas de las vías respiratorias en la población pediátrica, estrategias para el tratamiento eficaz de las vías respiratorias y métodos de organización para el equipamiento con el fin de reducir errores en el tamaño del equipo y el cálculo de la dosis de fármacos.4
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CARACTERÍSTICAS FISIOLÓGICAS
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A causa de la elevada tasa metabólica se incrementa el consumo de oxígeno en niños, en especial en lactantes. Los lactantes y niños tienen aumento relativo del gasto cardiaco y de la ventilación por minuto para satisfacer el incremento de las demandas metabólicas. Sin embargo, los niños son vulnerables a la desaturación rápida cuando se reduce la oxigenación o la ventilación. Los niños tienen pulmones de un volumen relativamente pequeño con baja capacidad residual funcional. Esto se traduce en reducción del reservorio de oxígeno, lo que disminuye la eficacia de la preoxigenación y hace más difícil lograr una preoxigenación óptima. Por tanto, el médico debe estar preparado para dar apoyo a la oxigenación con ventilación con bolsa y mascarilla, a menudo antes de intentar la intubación, mientras se espera el inicio de la inducción anestésica y la parálisis. Los intentos en la intubación podrían necesitar interrumpirse una vez que la saturación de oxígeno disminuye por debajo de 90% para permitir la ventilación con bolsa y mascarilla antes del siguiente intento. Por debajo de la saturación de oxígeno de 90%, la desaturación es particularmente rápida.5 La mayor parte de los niños se ventilan con facilidad con bolsa cuando se utiliza la técnica apropiada, incluso cuando existe obstrucción parcial. El aspecto fundamental es la anticipación y el uso temprano de una buena ventilación con bolsa y mascarilla.
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Los niños pueden desarrollar distensión gástrica por deglución de aire durante periodos de angustia y por la insuflación durante la ventilación con bolsa y mascarilla. La distensión gástrica puede comprometer aún más la capacidad residual funcional, el volumen circulante y la ventilación. La colocación temprana de sondas orogástrica o nasogástrica pueden remediar esta situación. También se ha recomendado el uso de sondas gástricas para reducir el riesgo de reflujo por insuficiencia de la unión gastroesofágica, pero la incidencia de broncoaspiración en niños parece ser bastante baja, incluso en casos de intubación de urgencia.
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Los niños tienen un compartimiento del líquido extracelular proporcionalmente más grande que los adultos. Esto resulta en un comienzo más rápido y duración más corta de acción de los fármacos y requiere dosis por kilogramo más altas de muchos de los medicamentos utilizados para facilitar la intubación de secuencia rápida.