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INTRODUCCIÓN/EPIDEMIOLOGÍA
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Las masas en el cuello son frecuentes en la infancia y aunque la mayor parte son benignas, siempre es importante considerar un aspecto de crecimiento maligno. El diagnóstico correcto es difícil, pero diferenciar las masas cervicales en categorías inflamatorias, congénitas o neoplásicas es el primer paso para establecerlo.
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En pacientes referidos a centros de tercer nivel para escisión quirúrgica de una lesión cervical, 90 a 96% de las lesiones son benignas y de predominio congénito.1,2
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MANIFESTACIONES CLINICAS
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La anamnesis minuciosa y una exploración física detallada reducirán el diagnóstico diferencial amplio de la linfadenopatía cervical. La agudeza y la lateralidad de la adenomegalia son útiles para el diagnóstico. Por lo general los ganglios linfáticos bilaterales agudos se deben a una causa viral, la adenomegalia unilateral aguda se debe a una causa bacteriana y la adenomegalia subaguda o crónica (más de cuatro a seis semanas) se debe a bacterias granulomatosas o causas no infecciosas. Este marco de referencia es muy eficaz para el diagnóstico cuando se combina con las manifestaciones generales y específicas de diferentes causas (cuadros 122-1 y 122-2). Hay que registrar cuidadosamente las manifestaciones de todas las masas cefálicas y cervicales para comparación futura. La ubicación y características de los ganglios linfáticos brindan claves basadas en los tipos de drenaje linfático. Se buscan enfermedades sistémicas mediante la valoración de la linfadenopatía generalizada, hepatoesplenomegalia, masas o crecimiento de los testículos en los varones y estado general del niño.
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