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INTRODUCCIÓN Y EPIDEMIOLOGÍA
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Las lesiones de la cadera y el fémur son frecuentes; afectan más a menudo a los ancianos, como consecuencia de caídas. Las fracturas de la cadera representan un problema de salud importante, además de costoso. La edad, la raza y el género son factores de riesgo significativos; su incidencia es dos veces mayor o tal vez más, en mujeres que en varones.1
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La morbilidad y la mortalidad por las fracturas de cadera y fémur provienen de complicaciones por inmovilización prolongada; la complicación más común en estos casos es la tromboembolia venosa. Las personas con fractura de cadera tienen un riesgo cinco a ocho veces mayor de muerte por todas las causas en los primeros 90 días de ocurrida la lesión; la mayor mortalidad persiste años después. Otro segmento importante de pacientes presentará disminución extraordinaria de la capacidad funcional. El riesgo de muerte después de fractura de cadera aumenta por intervención de factores como edad avanzada, género masculino y cuadros patológicos coexistentes.2
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Este capítulo expone el diagnóstico y tratamiento realizados en el servicio de urgencias en el caso de fracturas de la cadera y la zona proximal del fémur, las que se producen en la diáfisis femoral y las luxaciones anterior y posterior de la cadera. Las fracturas de los cóndilos humerales se exponen en el capítulo 274, Lesiones de rodillas.
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ANATOMÍA Y FISIOPATOLOGÍA
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Para los objetivos de este capítulo, los autores definen a la cadera como la región anatómica que abarca la cabeza y el cuello del fémur hasta un punto a 5 cm en sentido distal al trocánter menor. La diáfisis femoral es el segmento del hueso en sentido distal e inferior al trocánter menor, pero que no incluye los cóndilos femorales.
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Esta articulación pertenece a la categoría de las enartrosis; la forman la cabeza del fémur y el acetábulo del hueso coxal. La capsula fibrosa que rodea la articulación en todos sus lados es muy fuerte; se fija en sentido proximal al acetábulo y en sentido distal a la línea intertrocantérica en la superficie anterior. La cápsula articular se adelgaza en sentido posterior, en donde se fija la arteria femoral. La cabeza y la diáfisis del fémur están unidas por el cuello, dispuesto en ángulo oblicuo. La cabeza femoral recibe sangre más bien de las arterias circunflejas femorales interna y externa que forman un anillo capsular con ramas de las arterias retinaculares de la cápsula articular. Por esa razón, las fracturas intracapsulares pueden interrumpir el aporte de sangre a la cabeza. De menor importancia entre las arterias y venas están las ramas de las arterias obturadora y glútea que aportan poca sangre desde la arteria de la fóvea al ligamento redondo.
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Las fracturas de la cadera se clasifican en intracapsulares (cabeza y cuello femorales) o extracapsulares (trocantéricas, intertrocantéricas y subtrocantéricas) (figs. 273-1 y ...