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De los viajeros que vuelven a casa y enferman, muchos no padecen enfermedades graves ni raras.1 Las causas probables de síntomas agudos son problemas frecuentes como infecciones de vías respiratorias superiores, trastornos diarreicos o reacciones al estrés, la fatiga o a fármacos nuevos. El médico del servicio de urgencias a menudo no confirma el diagnóstico definitivo, sino más bien protege la salud de grupos amplios de personas, de enfermedades que pueden ser transmisibles; comienza las medidas diagnósticas y las intervenciones terapéuticas y, en su momento, hace las referencias o envíos apropiados. Las clínicas internacionales de tipo local o regional constituyen centros satisfactorios para referir pacientes que necesitan valoraciones más avanzadas, procedimientos serológicos o vigilancia a largo plazo (consúltese http://www.travelersvaccines.com/).
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Los puntos fundamentales cuando se empiezan los cuidados en el servicio de urgencias son los siguientes:
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Durante la valoración de los pacientes con sospecha de alguna infección contraída en un viaje, aislar y seguir las precauciones de protección personal desde el principio.
La mayoría de los turistas no padece una enfermedad exótica; hay que pensar en las causas más frecuentes.
El paludismo es una posibilidad en cualquier paciente febril que vuelve de un viaje, incluso con antecedente de profilaxis.
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VALORACIÓN INICIAL DEL VIAJERO QUE RETORNA
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EVALUACIÓN DE PELIGROS
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De los viajeros, 64% señala haber tenido una o varias enfermedades durante su viaje; 26% se siente mal al regresar y 56% de estos últimos terminan por mostrar manifestaciones patológicas una vez que llegan a su país de origen (en este caso Estados Unidos2). Muchos de los lapsos de incubación de enfermedades duran más de lo que tarda el viaje de vuelta.
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Muchos viajeros que salen de vacaciones o emprenden viajes de negocios están fuera del país <20 días y <5% pasan mucho más tiempo en el extranjero. Algunos viajeros provienen de naciones donde hay enfermedades endémicas, como turistas o inmigrantes recién llegados; estas personas tienen riesgo de enfermar por el tránsito o exposición a regiones con altas tasas de infecciones endémicas. Otras personas que están en riesgo son los viajeros involuntarios, como refugiados y personas desplazadas, así como inmigrantes residentes que vuelven de visitar su tierra natal. En cualquier persona que ha permanecido de viaje durante un tiempo prolongado es necesario considerar la posibilidad de alguna enfermedad endémica, aunque haya vivido en esa región antes. Los paseantes también están expuestos al riesgo de contraer enfermedades de los trópicos como consecuencia de algunas excursiones cada vez más frecuentes del tipo de "aventuras exóticas" a regiones que antes eran inaccesibles (cuadro 161-1).
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