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La mayor parte de las principales quejas en el servicio de urgencias se refiere a lesiones causadas por infecciones, irritantes y alergias.1 La clave para el diagnóstico está en la identificación visual con base en el reconocimiento de un patrón. La estrategia recomendada para diagnosticar un trastorno dermatológico en el servicio de urgencias (si se asume que no es necesaria la reanimación o estabilización) es la siguiente:
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Determinar la molestia principal.
Realizar anamnesis resumida (duración, velocidad de progresión y localización de las lesiones).
Realizar un examen dermatológico (morfología y distribución extensa).
De acuerdo con la edad adecuada, formular el diagnóstico diferencial con base en la morfología y distribución de las lesiones.
Investigar problemas adicionales mediante la anamnesis (molestias relacionadas, morbilidad concomitante, fármacos o exposiciones) e incluir o descartar síndromes en el diagnóstico diferencial con base en esta información.
Buscar daño generalizado y considerar la posibilidad de realizar investigaciones adicionales, en caso necesario.
Si es necesario, obtener una consulta dermatológica y hacer los arreglos para la referencia adecuada (atención primaria o dermatológica).
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VALORACIÓN DIAGNÓSTICA
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Identificar la molestia principal y realizar una historia clínica resumida (molestia, duración, velocidad de progresión, porcentaje de masa corporal y localización de las lesiones). La historia clínica secundaria debe incluir aspectos relacionados con la lesión: morfología, forma de evolución, velocidad de progresión y distribución. Deben identificarse las molestias sistémicas relacionadas y alteraciones mucosas. Preguntar sobre exposiciones, inmunizaciones, toxinas, sustancias químicas, alimentos, animales, insectos, plantas y contactos con enfermos. Deben revisarse los antecedentes sexuales, si es pertinente, así como los antecedentes familiares y personales patológicos. Si es necesario, se deben obtener los antecedentes laborales detallados; en ocasiones la causa es una exposición industrial. De igual forma, indagar sobre el uso de medicamentos, exposición solar, antecedentes de viajes o el consumo de ciertos alimentos proporciona información útil. Debe asegurarse de incluir a los compañeros de vivienda o parejas en el antecedente de exposiciones; algunas veces una dermatitis por contacto es ocasionada por la exposición a fragancias u otros productos que usa la pareja.2 Es importante preguntar al paciente sobre el grado de malestar que ocasiona la dermatosis; una dermatitis dolorosa suele ser una señal de alarma y por lo general no constituye una lesión que desaparece de forma espontánea.3
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También es importante preguntar de forma detallada sobre el uso de medicamentos, con especial atención a los fármacos más recientes o el aumento de alguna dosis. Tanto el eritema multiforme como la dermatitis exfoliativa, las reacciones de fotosensibilidad, la necrolisis epidérmica tóxica y las vasculitis son reacciones medicamentosas frecuentes. La necrosis dérmica descarta el uso de anticoagulantes, mientras que una erupción difusa en un paciente que recibe sulfas, antoconvulsivos o algunos antimicrobianos ayudan al médico a diagnosticar síndrome de Stevens-Johnson o necrólisis epidérmica tóxica.
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El paciente debe usar sólo ...