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El cuello humano contiene muchas estructuras vitales. Las lesiones penetrantes o las contusiones pueden dañar estructuras de muchos aparatos y sistemas. La dificultad está en tratar las complicaciones inmediatas de la lesión cervical que ponen en peligro la vida, como el compromiso de la vía respiratoria y la hemorragia y también detectar los signos sutiles de trastornos graves.
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Desde el punto de vista anatómico, el cuello se define por triángulos, zonas y planos aponeuróticos. Cada músculo esternocleidomastoideo separa el cuello en dos triángulos descriptivos, anterior y posterior (fig. 260-1). El triángulo posterior está limitado por la superficie anterior del trapecio, la superficie posterior del músculo esternocleidomastoideo y el tercio medio de la clavícula. El triángulo anterior está formado por los bordes del músculo esternocleidomastoideo, el borde inferior de la mandíbula y la línea media del cuello. La mayor parte de las estructuras vitales están contenidas en el triángulo anterior.
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El triángulo anterior está subdividido en tres zonas horizontales (fig. 260-2), que determinan el que un paciente se someta a una exploración quirúrgica obligatoria o a una valoración diagnóstica adicional.1 Con este sistema de clasificación, el índice de sospecha de lesión en una estructura particular depende de la zona (cuadro 260-1). Por lo general, las lesiones en la zona II se someten a exploración quirúrgica; las heridas en la zona I y la zona III se someten a valoración más detallada. Esta conducta basada en zonas asume una correlación directa entre el sitio de la herida externa y el daño a las estructuras profundas; sin embargo, en la valoración clínica puede ser difícil de determinar la trayectoria de un objeto penetrante y casi en la mitad de los casos se atraviesan múltiples zonas.2-4
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Por último, el cuello se divide en planos aponeuróticos (fig. 260-3). El músculo cutáneo del cuello es un músculo delgado que se extiende desde los músculos de la cara hasta el tórax, marca el límite entre heridas superficiales y profundas. Las heridas que no ...