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INTRODUCCIÓN Y EPIDEMIOLOGÍA
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El consumo de drogas ilícitas es un problema de salud importante en todo el mundo. En 2011 se estimó a nivel mundial que entre 167 y 315 millones de personas utilizaron sustancias ilícitas.1 En 2012 se estimó que 23.9 millones de estadounidenses de 12 o más años de edad consumieron una droga ilícita en el mes previo y de éstos, 669 000 utilizaron heroína, casi el triple de la tasa de prevalencia correspondiente a 2008.2 Entre 2006 y 2011, las consultas en el servicio de urgencias relacionadas con heroína se incrementaron de 189 780 a 258 482 y la mayor parte de las consultas fueron por varones (69%) y pacientes de 35 a 44 años de edad.2 En fecha reciente, las visitas a las salas de urgencias por sobredosis graves se han desencadenado por la elevada frecuencia de la sustitución en la distribución de drogas del opiáceo sintético fentanilo por heroína como “más fuerte”.3
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El consumo de drogas inyectables, así como el estilo de vida y la cultura del usuario de drogas inyectables, hacen que el individuo corra el riesgo de padecer una amplia variedad de infecciones como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), hepatitis, tétanos y enfermedades de transmisión sexual, traumatismo y violencia contra la pareja.4 La alta incidencia concomitante de migración, encarcelamiento, indigencia, deficiencias nutricionales, tabaquismo y alcoholismo, así como enfermedades mentales comprometen más la salud de esta población.5
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El consumo de drogas inyectables se asocia con disfunción inmunitaria. En usuarios de drogas inyectables se ha identificado linfocitosis exagerada y atípica, respuesta linfocitaria disminuida a la estimulación mitogénica y quimiotaxis deprimida hipergammaglobulinemia, producción incrementada de opsonina, actividad de células asesinas naturales y células T disminuida, elevadas concentraciones de complejos inmunes circulantes y alteraciones reticuloendoteliales. Algunas de las alteraciones descritas incluyen resultados falsos positivos en pruebas serológicas no treponémicas para sífilis, resultados positivos en las pruebas de Coombs, disminución en la respuesta a la vacunación al cuantificar anticuerpos además de púrpura trombocitopénica trombótica. Los pacientes infectados con VIH que utilizan drogas inyectables tienen menor probabilidad de suprimir el RNA VIH-1 comparados con los no usuarios de drogas inyectables. Dada su disfunción inmunitaria, los usuarios de drogas inyectables con fiebre han de sospecharse como portadores de infecciones, aun cuando la fiebre no sea alta y las cifras de leucocitos y las velocidades de eritrosedimentación sean normales.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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Para valorar en forma adecuada los antecedentes de los usuarios de drogas inyectables, el personal de salud debe conocer las drogas utilizadas en el medio, sus nombres en la calle (p. ej., "caballo", "jaco", "colacao", "pico", "chute", "buco", "crack") y las sustancias adulterantes. Debe preguntarse a los pacientes sobre el tipo y la cantidad de droga, la preparación de los materiales para su inyección (p. ej., fragmentación de cápsulas en la boca, chupar las ...