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INTRODUCCIÓN

La incontinencia es una afección común, molesta y potencialmente discapacitante en la población geriátrica. Se define como la pérdida involuntaria de orina o heces en cantidad suficiente o frecuencia para constituir un problema social y/o de salud. La figura 8-1, ilustra la prevalencia de la incontinencia urinaria en diversos entornos. La prevalencia depende de la definición utilizada. La incontinencia varía en severidad de episodios ocasionales de goteo de pequeñas cantidades de orina a incontinencia urinaria continua con incontinencia fecal concomitante.

FIGURA 8-1

Prevalencia de incontinencia urinaria (UI, urinary incontinence) en la población geriátrica. La “UI regular” es más frecuente que la semanal y/o el uso de una almohadilla. (Los porcentajes varían en varios estudios, los que se muestran reflejan promedios aproximados de múltiples fuentes.)

Aproximadamente una de cada tres mujeres y entre 15 y 20% de los hombres mayores de 65 años tienen algún grado de incontinencia urinaria. Entre 5 y 10% de los adultos mayores que viven en la comunidad tienen incontinencia más a menudo que semanalmente y/o usan una almohadilla para protegerse de los accidentes urinarios. La prevalencia es tan alta como 60 a 80% en muchos hogares de ancianos, donde los residentes a menudo tienen incontinencia urinaria y fecal. En contextos comunitarios e institucionales, la incontinencia está asociada con una movilidad reducida y una mala cognición.

La salud física, el bienestar psicológico, el estatus social y los costos de la atención médica pueden verse afectados negativamente por la incontinencia (tabla 8-1). Puede ser un factor precipitante en la decisión de buscar cuidados en un asilo de ancianos. La incontinencia urinaria es curable o controlable en muchos pacientes geriátricos, especialmente aquellos que tienen movilidad y funcionamiento mental adecuados. Incluso cuando no es curable, la incontinencia siempre puede ser manejada de una manera que mantiene cómodas a las personas, hace la vida más fácil para los cuidadores, y minimiza los costos de cuidar la condición y sus complicaciones.

TABLA 8-1.Efectos adversos potenciales de la incontinencia urinaria

Muchas personas mayores están avergonzadas y frustradas por su incontinencia y lo niegan o no lo hablan con un profesional de la salud. Por lo tanto, es esencial que las preguntas específicas sobre la incontinencia se incluyan en las evaluaciones periódicas y que la incontinencia se observe como un problema cuando se detecta en entornos institucionales. Ejemplos de estas preguntas son las siguientes:

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