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La ética es una parte fundamental de la geriatría. La ética, en el sentido del cuidado ético, se refiere a un marco o línea guía que determina qué es moralmente bueno (es decir, correcto) o malo (es decir, incorrecto). Los problemas éticos aparecen cuando hay un conflicto alrededor de la acción correcta a tomar. Este dilema generalmente ocurre cuando hay que decidir si una intervención médica debe implementarse o no y si la intervención es inútil. Las respuestas a las preguntas éticas no son sencillas; implican una compleja integración de pensamientos, sentimientos, creencias y datos basados en evidencia. El respeto a la ancianidad puede jugar un papel muy importante en estas decisiones. Reconocer y actuar según los deseos de la persona mayor es un componente crítico del cuidado ético.
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Si bien los dilemas éticos son fundamentales para la práctica misma de la medicina, la naturaleza dependiente del adulto mayor y la inminencia de la muerte suscitan preocupaciones especiales. Las discusiones sobre la ética y el envejecimiento parecen centrarse en los roles de autonomía y contención de costos, ya que una parte significativa del costo de la prestación de servicios de salud se produce al final de la vida.
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PRINCIPIOS ÉTICOS FUNDAMENTALES
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La tabla 17-1 proporciona una descripción de los principios éticos fundamentales. La ética de la medicina se basa en cuatro valores: la autonomía, la beneficencia, la no maleficencia y la justicia, que están orientados a maximizar los beneficios sobre el daño y hacer el mayor bien para el mayor número. La autonomía se refiere al derecho de uno de controlar el propio destino, es decir, ejercer la propia voluntad. Obviamente, existen límites para la libertad de expresión del control, pero para los geriatras, el problema principal gira en torno a si el paciente puede evaluar la situación y tomar una decisión racional de forma independiente. Esto plantea el segundo concepto, la beneficencia, que se refiere al deber de hacer el bien a los demás, ayudarlos directamente y evitar el daño. La no maleficencia implica no hacer daño y evitar la negligencia que conduce a un daño. Por último, la justicia se centra en la imparcialidad en el trato a los demás.
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