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LESIONES POR FRÍO, SIN CONGELAMIENTO

El pie de trinchera es una lesión directa de los tejidos blandos, resultado de la exposición prolongada al frío y la humedad, no heladas. El pie es inicialmente pálido, moteado, sin pulso, anestésico y no mejora de modo rápido con el recalentamiento. Varias horas después del recalentamiento, el pie se vuelve hiperémico y doloroso, del mismo modo que regresa la perfusión después de 2 a 3 días. Las ampollas y el edema son hallazgos tardíos. La anestesia puede persistir durante semanas o, incluso, de forma permanente. La hiperhidrosis y la sensibilidad al frío son características tardías y pueden durar meses o años. Los sabañones (pernio) son lesiones inflamatorias dolorosas que, generalmente, afectan las orejas, las manos y los pies y son la causa de la exposición crónica, a condiciones intermitentes, húmedas y no heladas. El edema localizado, el eritema y la cianosis aparecen hasta 12 horas después de la exposición y se acompañan de prurito y parestesias por ardor. Se pueden formar nódulos azules blandos después del recalentamiento y pueden persistir durante varios días. El tratamiento del pie de trinchera y los sabañones, incluye secado, elevación, calentamiento y vendaje de la parte del cuerpo afectada. Con sabañones, agregue nifedipino 20 mg PO, tres veces al día; pentoxifilina 400 mg PO, tres veces al día o limaprost 20 μg PO, tres veces al día, así como corticoesteroides tópicos, como 0.025% de crema de fluocinolona.

CONGELAMIENTO

Cuadro clínico

El enfriamiento del tejido causa congelación. Los pacientes inicialmente se quejan de escozor, ardor y entumecimiento. Las lesiones por congelación se clasifican por la profundidad de la lesión y la cantidad de daño tisular, según la apariencia después del recalentamiento. La congelación de primer grado (quemadura) se caracteriza por la congelación parcial de la piel, el eritema, el edema, la falta de ampollas y no hay pérdida de tejido. La congelación de segundo grado se caracteriza por una congelación de la piel más profunda y de espesor total, y da como resultado la formación de ampollas claras. El paciente se queja de entumecimiento, seguido de dolor y palpitaciones. La lesión por frío profundo, o congelación de tercer grado, involucra la congelación de la piel y el plexo subdérmico que conduce a ampollas hemorrágicas y necrosis de la piel. La congelación de cuarto grado se extiende hacia el músculo, el tendón y el hueso con piel moteada; cianosis no blástica y eventual formación de escara seca, negra y momificada. Las lesiones tempranas se clasifican mejor como superficiales o profundas porque es difícil evaluar, inicialmente, la profundidad de la lesión. Las pruebas de laboratorio y las imágenes no son necesarias para diagnosticar la congelación.

Tratamiento

  1. Proporcione recalentamiento rápido en agua circulante de 37 a 39 °C, durante un periodo de 20 a 30 minutos, hasta que el tejido sea flexible y ...

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