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Las lesiones de la columna vertebral y la médula espinal (SCI, spinal cord injuries) pueden ser eventos devastadores, modificadores de la vida, que incluyen lesiones de los huesos (fracturas vertebrales), los elementos neurales (lesión de la médula espinal y la raíz nerviosa) o ambos.
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La médula espinal es afectada más comúnmente por una causa mecánica directa, cuyo resultado puede ser hemorragia, edema e isquemia. Los pacientes pueden quejarse de dolor en el cuello y la espalda, y un examen minucioso puede notar dolor o anomalías óseas mediante la palpación. Las fracturas vertebrales inestables pueden presentarse sin un traumatismo evidente en la médula espinal o la raíz nerviosa. Los pacientes sintomáticos pueden presentar parestesia, disestesia, debilidad, incontinencia intestinal o vesical, retención urinaria u otras alteraciones sensoriales con o sin hallazgos específicos del examen físico. Los pacientes con lesiones más extensas pueden tener déficits neurológicos obvios.
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Las lesiones completas de la médula espinal se caracterizan por la ausencia de función sensorial y motora por debajo del nivel de la lesión (figuras 161-1 y 161-2).
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Las lesiones incompletas tienen un mejor pronóstico y denotan un cierto grado de actividad neurológica debajo de la lesión, pero su diagnóstico inicial puede quedar oculto debido al choque espinal. El choque espinal es la pérdida o depresión temporal de la actividad de reflejo espinal por debajo del nivel de la lesión de la médula espinal. El choque espinal puede persistir durante días o semanas y no permitir la diferenciación de una lesión incompleta y completa (tabla 161-1).
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