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Las lesiones genitourinarias (GU, genitourinary) con frecuencia ocurren en el entorno de un politraumatismo, por lo que es necesario realizar una evaluación exhaustiva para evitar que se dejen de notar lesiones significativas.
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Se deben sospechar lesiones en cualquier trauma contundente o penetrante cerca del tracto GU, incluyendo cualquier desaceleración rápida, que puede causar una lesión vascular o parenquimal grave, incluso sin signos o síntomas específicos. La hematuria, en cualquier cantidad, aumenta el índice de sospecha de lesión GU, y la dificultad para orinar puede deberse a una lesión vesical o uretral, o a una lesión concomitante de la médula espinal. Las contusiones de los flancos o hematomas, la evidencia de fracturas en las costillas inferiores, o lesiones penetrantes de los flancos, aumentan la expectación por lesiones renales. El dolor abdominal inferior, la sensibilidad, la equimosis o la evidencia de una fractura pélvica, así como el edema perineal o escrotal, son consistentes con una posible lesión vesical. La hemorragia vaginal, una próstata aumentada, un hematoma perineal y/o la sangre en el meato uretral son preocupantes para la alteración de la uretra.
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DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
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No existe una relación directa entre el grado de hematuria y la gravedad de la lesión renal. Hay algunas pruebas de que la hematuria microscópica en pacientes con presión arterial <90 mm Hg, o cualquier hematuria gruesa o franca, se asocia con un daño renal más significativo. En los niños en quienes exista un trauma renal a considerar, la hematuria microscópica aislada, con <50 glóbulos rojos por campo de alta potencia, hace menos probable una lesión renal significativa. Una tomografía computarizada (CT, computed tomography) abdominopélvica mejorada con contraste intravenoso es el estándar de oro de la imagenología para el paciente de trauma estable con una presunta lesión renal. Se necesita una imagen retardada en 10 minutos para determinar si hay extravasación de orina, pero se puede omitir si el riñón es normal y no hay recolección de líquido. Un cistograma retrógrado (radiografía o CT) es el estándar de oro para demostrar la lesión vesical, y un uretrograma retrógrado está indicado para demostrar lesiones uretrales. La ecografía Doppler a color es la técnica de imagenología preferida para investigar lesiones escrotales y testiculares cerradas. Una evaluación enfocada con ecografía por trauma (FAST, focused assessment with sonography for trauma) puede detectar la acumulación de líquido intraabdominal, pero no puede evaluar de manera confiable las lesiones renales, vesicales o uretrales (tabla 167-1).
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