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Después de reparar una herida aguda, ponga atención en el cuidado posterior de ésta para optimizar la curación y prevenir complicaciones. Las cuestiones a considerar incluyen apropiado uso de apósitos, esfuerzos para minimizar el edema, antibióticos profilácticos, profilaxis del tétanos, limpieza y uso de envolturas o drenajes, control adecuado del dolor, instrucciones para el seguimiento y educación del paciente.
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Los vendajes para heridas proporcionan un ambiente húmedo para fomentar la epitelialización y acelerar la curación. Cubra las heridas suturadas o engrapadas de forma apropiada con un vendaje protector, no adherente, durante 24 a 48 horas. Películas semipermeables tales como OpSite® están disponibles como una alternativa a los apósitos de gasa convencionales, aunque una de las desventajas de estos materiales más nuevos es su incapacidad para absorber grandes cantidades de fluido. Como una alternativa a los tradicionales apósitos, pueden utilizarse antibióticos tópicos que faciliten un ambiente cálido y húmedo para lograr la cicatrización inicial de heridas y que pueden ayudar a prevenir la formación de postillas. Las heridas cerradas con adhesivos tisulares no deben tratarse con ungüento antibiótico tópico porque se aflojará el adhesivo, lo que puede dar lugar a la dehiscencia de la herida.
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POSICIÓN DEL PACIENTE DESPUÉS DE LA REPARACIÓN DE HERIDAS
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Recomiende la elevación de la parte del cuerpo lesionada, si es posible, para reducir edema alrededor de la herida y facilitar la curación. Las férulas pueden ser útiles para lesiones en las extremidades, ya que disminuyen el movimiento a través de la herida y pueden ayudar a limitar la incomodidad asociada al movimiento o el desarrollo de edema. Los apósitos de presión se pueden usar en algunas circunstancias para ayudar a minimizar la acumulación de líquido y son útiles para las laceraciones de las orejas y el cuero cabelludo (véase capítulo 11).
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PROFILAXIS CON ANTIBIÓTICOS
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Los antibióticos profilácticos no se recomiendan de manera rutinaria para todas las heridas, en lugar de esto, deben reservarse para circunstancias especiales seleccionadas. Al decidir si se recetan o no antibióticos, considere el mecanismo de la lesión, ubicación de la herida, grado de contaminación bacteriana o por suciedad y factores del huésped que pueden predisponer a la infección.
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Los antibióticos profilácticos a menudo se recomiendan para mordeduras humanas, mordeduras de perros o gatos en las extremidades (véase el capítulo 15), fracturas abiertas y heridas con articulaciones o tendones expuestos (léanse los capítulos 12 y 13). Pacientes con las heridas en áreas con linfedema también pueden beneficiarse de la profilaxis con antibióticos. Cuando está indicado, un ciclo de antibióticos de 3 a 5 días es adecuado para lesiones que no se hicieron por mordidas y un ciclo de 5 a 7 días es adecuado para heridas por mordedura. Consulte la tabla 16-1 para conocer los regímenes de antibióticos recomendados para ...