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La insuficiencia cardiaca aguda cubre un amplio espectro de enfermedades, con síntomas desde un aumento gradual de la hinchazón de las piernas, falta de aire o disminución de la tolerancia al ejercicio, hasta el inicio abrupto de edema pulmonar y dificultad respiratoria. Mientras que el término insuficiencia cardiaca congestiva fue históricamente utilizado para describir la sobrecarga de volumen, la terminología actual refiere que los pacientes padecen insuficiencia cardiaca aguda cuando presentan una exacerbación aguda de insuficiencia cardiaca crónica o cuando se diagnostica un nuevo inicio de insuficiencia cardiaca. La insuficiencia cardiaca tiene un mal pronóstico, con una tasa de mortalidad de aproximadamente 50% dentro de los cinco años a partir del diagnóstico inicial. Los factores precipitantes más comunes de la insuficiencia cardiaca aguda son fibrilación auricular, infarto agudo de miocardio o isquemia, descontinuación de medicamentos (diuréticos), aumento de la carga de sodio, fármacos que deterioran la función miocárdica y el sobreesfuerzo físico.
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Ningún hallazgo histórico o físico es lo suficientemente sensible y específico para diagnosticar con precisión la insuficiencia cardiaca aguda en todos los pacientes. En el examen físico, los pacientes con insuficiencia cardiaca aguda pueden presentar disnea, esputo espumoso de color rosado o dificultad respiratoria. Los pacientes con frecuencia son taquicárdicos e hipertensos y se les puede identificar un tercer sonido cardiaco (S3) en la auscultación. También se puede observar reflujo abdominoyugular y distensión venosa yugular.
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La insuficiencia cardiaca aguda también puede clasificarse de la siguiente manera:
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Insuficiencia cardiaca aguda hipertensiva, que se caracteriza por signos y síntomas de la insuficiencia cardiaca aguda con función ventricular izquierda relativamente preservada, presión arterial sistólica >140 mm Hg, una radiografía de tórax compatible con edema pulmonar e inicio de los síntomas en menos de 48 horas.
Edema pulmonar, que se presenta con dificultad respiratoria, estertores a la auscultación del pecho, saturación reducida de oxígeno desde la línea de base y hallazgos característicos en la radiografía de tórax.
Choque cardiogénico, que se caracteriza por evidencia de hipoperfusión tisular y la presión arterial sistólica <90 mm Hg.
Insuficiencia cardiaca aguda en la crónica, que tiene signos y síntomas de insuficiencia cardiaca aguda de leves a moderados, y no cumplen con criterios para insuficiencia cardiaca hipertensiva, edema pulmonar o choque cardiogénico. La presión sistólica sanguínea es típicamente <140 mm Hg y >90 mm Hg, asociada con aumento del edema periférico y tiene inicio de síntomas a lo largo de varios días.
Insuficiencia de alta potencia, que se presenta con un alto gasto cardiaco, taquicardia, extremidades calientes y congestión pulmonar.
Insuficiencia cardiaca derecha, que es un síndrome de bajo gasto con distensión venosa yugular, hepatomegalia e hipotensión variable.
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DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
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Comúnmente, los pacientes con insuficiencia cardiaca aguda presentan disnea y el diagnóstico diferencial puede incluir otras afecciones tales como EPOC, asma, neumonía, neumotórax, derrame pleural, embolia pulmonar ...