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La enfermedad inflamatoria pélvica (PID, pelvic inflammatory disease) comprende un espectro de infecciones del tracto reproductivo superior femenino, que incluye endometritis, salpingitis, absceso tuboovárico y peritonitis pélvica. La Neisseria gonorrhoeae y la Chlamydia trachomatis son frecuentemente los patógenos aislados; sin embargo, muchos otros microorganismos se han asociado con la PID, incluyendo la flora vaginal, bacterias gramnegativas, estreptococos y micoplasmas. Los factores de riesgo para PID incluyen la edad (las adolescentes tienen mayor riesgo), múltiples parejas sexuales, una nueva pareja sexual en los últimos 30 días, la presencia de otras enfermedades de transmisión sexual y la inserción de dispositivos intrauterinos dentro de las tres semanas previas. La PID ocurre con menos frecuencia en el embarazo, pero se asocia con una mayor morbilidad materna y trabajo de parto prematuro. Las complicaciones de PID incluyen un aumento significativo del riesgo de embarazo ectópico, infertilidad y dolor crónico, incluso después de un solo episodio de PID.
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El diagnóstico clínico de PID es complicado debido a la amplia variación en los síntomas y los hallazgos clínicos. Las quejas frecuentes incluyen dolor abdominal bajo (visto en >90%), flujo vaginal (75%), sangrado vaginal, malestar urinario, fiebre, náuseas y vómitos. Muchas mujeres con PID pueden tener síntomas imprecisos o muy sutiles. El examen físico puede mostrar dolor abdominal bajo, sensibilidad al movimiento del cuello del útero o sensibilidad uterina/anexial. La cervicitis mucopurulenta es un hallazgo frecuente, y su ausencia debería impulsar la consideración de causas alternativas de los síntomas de la paciente.
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DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
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Dada la variabilidad clínica en el diagnóstico de PID y las posibles secuelas del tratamiento diferido, los centros para el control y la prevención de enfermedades de Estados Unidos (United States Centers for Disease Control and Prevention) recomiendan el tratamiento empírico para la PID basándose en los criterios mínimos enumerados en la tabla 64-1. Ninguna prueba de laboratorio es altamente sensible o específica para PID. La evaluación de laboratorio debe incluir una prueba de embarazo, preparación húmeda de secreciones vaginales y sonda de DNA o cultivo para N. gonorroheae y Chlamydia trachomatis. El tratamiento, una vez indicado, no debe retrasarse a la espera de los resultados de la prueba.
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