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En general, los signos y síntomas de enfermedad son vagos e inespecíficos en recién nacidos, lo que dificulta la identificación de diagnósticos precisos. La supervivencia de los bebés prematuros ha producido una población de niños cuya edad gestacional corregida (edad cronológica desde el nacimiento en semanas menos el número de semanas de prematuridad) los hace, en muchos sentidos, similares a los recién nacidos. Los neonatos se presentan en la unidad de urgencias (ED, emergency department) con condiciones que varían de normales a críticas.
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GANANCIA DE PESO, ALIMENTACIÓN Y DEFECACIÓN
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Los bebés alimentados con biberón, generalmente, consumen de 6 a 9 tomas (2 a 4 onzas) en un periodo de 24 horas, con un patrón relativamente estable que se desarrolla hacia el final del primer mes de vida. Los bebés alimentados con leche materna, generalmente, prefieren las tomas de 1 a 3 horas. Los bebés pueden perder hasta 12% de su peso al nacer durante los primeros 3 a 7 días de vida. Luego de ese tiempo se espera que ganen aproximadamente 1 oz/d (20 a 30 g/d) durante los primeros tres meses de vida. La percepción de los padres de que la ingesta de alimentos de un bebé es inadecuada puede provocar una visita al servicio de urgencias. Si el aumento de peso del paciente es adecuado y el bebé parece estar satisfecho después de alimentarlo, es apropiado tranquilizar a los padres.
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La regurgitación ocurre cuando los contenidos gástricos son expulsados sin esfuerzo, generalmente dentro de los 30 minutos posteriores a la alimentación y, aunque son potencialmente grandes en volumen, nunca son en forma de proyectil o biliosos. La regurgitación suele ser una condición de autolimitación y, si un bebé está creciendo y ganando peso de manera apropiada, es conveniente tranquilizarse.
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El vómito se diferencia de la regurgitación por la contracción forzada del diafragma y los músculos abdominales. Éste tiene una variedad de causas y rara vez es un síntoma aislado. Las etiologías son diversas e incluyen aumento de la presión intracraneal (p. ej., trauma no accidental), infecciones (p. ej., infecciones del tracto urinario, sepsis o gastroenteritis), enfermedad hepatobiliar (generalmente acompañada de ictericia) y errores congénitos del metabolismo (generalmente acompañados de hipoglucemia y acidosis metabólica). El vómito bilioso en un neonato o bebé debe considerarse una emergencia quirúrgica con especial preocupación por la malrotación con vólvulo del intestino medio.
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El número, el color y la consistencia de las heces en el mismo bebé cambian día a día y difieren entre los bebés. Los bebés normales amamantados pueden pasar de 5 a 7 días sin defecar o tener de seis a siete deposiciones por día. El color no tiene importancia a menos que haya sangre presente, o que las heces sean acólicas (es decir, blancas).
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Los bebés sin defecación normal en los primeros dos días de vida pueden presentar anomalías anatómicas ...