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El asma es la enfermedad crónica más común de la infancia y el motivo más frecuente de hospitalización de niños. El principal evento patológico es la inflamación de las vías respiratorias que causa episodios recurrentes de sibilancias, disnea y tos asociada con la obstrucción del flujo de aire que es reversible de forma variable. Los factores desencadenantes más comunes son las infecciones virales, los alérgenos, el ejercicio y los irritantes ambientales, incluido el humo del cigarrillo y el aire frío.
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La sibilancia, un sonido agudo que ocurre cuando hay una elevación de la resistencia de las vías respiratorias, es el sello distintivo de una exacerbación aguda del asma. Los hallazgos asociados pueden incluir tos, dificultad para respirar y opresión o dolor en el pecho. Para optimizar el manejo médico, las características clínicas se utilizan con el objetivo de clasificar la gravedad como leve, moderada o grave. Además del grado de sibilancia, las otras características clínicas importantes utilizadas para definir la gravedad de la enfermedad incluyen la frecuencia respiratoria, el trabajo respiratorio indicado por retracciones y/o aleteo nasal, la calidad de la aireación y la relación inspiratoria/espiratoria. Las evaluaciones en serie son clave para el manejo de la unidad de emergencia porque los cambios en el estado clínico y la respuesta al tratamiento, generalmente, son más relevantes para el resultado y la necesidad de ingreso que el nivel de gravedad en la presentación.
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La hipoxemia, aunque es frecuente, suele ser leve (SpO2 >92%) y se debe a una pérdida de la relación , que puede empeorar durante el tratamiento inicial con broncodilatadores durante un periodo de 1 a 2 horas. Si está disponible, el CO2 espirado (ETCO2, end-tidal CO2) por capnometría debe controlarse durante las exacerbaciones graves. La hipocapnia se espera al principio de una exacerbación del asma, por lo que un ETCO2 normal o mínimamente elevado puede ser un signo de falla ventilatoria inminente.
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Diagnóstico diferencial
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El diagnóstico diferencial de sibilancias en bebés y niños es extenso, siendo el asma y la bronquiolitis las causas más comunes. La consideración de la edad del paciente, la presentación de signos y síntomas, la respuesta al tratamiento y la época del año ayudan a diferenciar las dos enfermedades. Para niños mayores de dos años que no tienen antecedentes de asma, se realiza un diagnóstico provisional de asma cuando hay signos y síntomas de sibilancias, dificultad para respirar, tos, disnea, disminución de la entrada de aire o retracciones y demostración de reversibilidad. con un agonista β2 inhalado (p. ej., albuterol). Por otro lado, los niños <2 años de edad sin antecedentes previos o antecedentes familiares de sibilancias y presentados, durante una epidemia viral respiratoria, con una infección respiratoria superior precedente, deben ser tratados como si tuvieran bronquiolitis.
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