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La evaluación del dolor abdominal agudo puede ser un desafío, dada la etapa preverbal de los niños pequeños, el número variado de diagnósticos que se presentan de manera similar y el aumento de la apreciación de los riesgos, asociados con las imágenes pediátricas de diagnóstico.
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Los signos y síntomas que se presentan varían según la edad. Los principales signos y síntomas gastrointestinales (GI, gastrointestinal) incluyen dolor, vómitos, diarrea, estreñimiento, fiebre, ictericia y masas. El dolor abdominal en niños menores de dos años por lo general se manifiesta con agitación, irritabilidad, letargo o gruñidos. Los niños pequeños y los de edad escolar, a menudo, localizan el dolor de manera deficiente y señalan su ombligo, o pueden negarse a caminar. El dolor puede ser peritoneal y exacerbado por el movimiento; o espasmódico, y estar asociado con inquietud. El dolor abdominal puede tener orígenes no gastrointestinales, y los síntomas asociados pueden ayudar a localizar las causas extraabdominales, como la tos con neumonía o el dolor de garganta en la faringitis estreptocócica.
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El vómito y la diarrea son comunes en los niños. Estos síntomas pueden ser el resultado de un proceso benigno o indicar la presencia de una afección potencialmente mortal. Los vómitos biliosos casi siempre son indicativos de un proceso serio, especialmente en el neonato. En los niños, la hemorragia digestiva alta se presenta con hematemesis que, a menudo, asusta a los cuidadores, pero rara vez es grave en bebés y niños sanos. La hemorragia gastrointestinal baja se presenta con melena o hematoquecia, y la distinción entre sangrado rectal indoloro y doloroso, puede ayudar a diferenciar etiologías probables. La ictericia puede ser un signo ominoso; la sepsis, las infecciones congénitas, la hepatitis, los problemas anatómicos y las deficiencias enzimáticas deben considerarse en la evaluación de estos pacientes. Las masas abdominales pueden ser asintomáticas (p. ej., tumor de Wilms) o estar asociadas con vómitos indoloros (p. ej., estenosis pilórica) o dolor abdominal cólico (p. ej., intususcepción).
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Diagnóstico diferencial
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Obtenga un historial completo de los padres y el niño (si es posible), incluida la calidad y ubicación del dolor; la cronología de los eventos; la alimentación, los hábitos intestinales, la fiebre, los cambios de peso y otros signos y síntomas sistémicos. Comience el examen físico con una evaluación de la apariencia general del niño, los signos vitales y el estado de hidratación. La observación debe preceder a la auscultación y la palpación. Las áreas extraabdominales que incluyen el tórax, la faringe, los testículos, el escroto, el área inguinal y el cuello, también deben evaluarse. Las adolescentes que son sexualmente activas, con dolor abdominal bajo, pueden requerir un examen bimanual. Las etiologías probables del dolor abdominal varían con la edad. La tabla 74-1 clasifica las condiciones emergentes y no emergentes, según el grupo de edad.
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