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El virus de la inmunodeficiencia humana (HIV, human immunodeficiency virus) y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (AIDS, Acquired Immunodeficiency Syndrome) siguen representando causas importantes de muertes por enfermedades infecciosas en todo el mundo. A pesar de décadas de avances diagnósticos y terapéuticos, el incremento de la esperanza de vida por los antirretrovirales altamente activos, está en general limitado a países industrializados de altos ingresos, y la morbilidad y la mortalidad en todo el mundo siguen siendo altas. La pandemia continúa impactando significativamente a África subsahariana, donde es común la transmisión heterosexual y hasta 1 de cada 20 personas vive con HIV y sida. En Estados Unidos, existen aproximadamente 50 000 casos nuevos por año, con mayores incidencias en hombres que tienen sexo con hombres y en poblaciones jóvenes.
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El virus de la inmunodeficiencia humana es un retrovirus citopático que ataca selectivamente a las células huéspedes involucradas en la función inmune, principalmente, las células T CD4+. La infección finalmente resulta en defectos persistentes en la inmunidad celular que contribuyen al desarrollo de infecciones oportunistas y neoplasias. Hasta 90% de los individuos recién infectados tiene síntomas en el momento de una infección aguda por HIV, generalmente síntomas inespecíficos, que simulan una gripe y pasan desapercibidos. Los síntomas se desarrollan de 2 a 4 semanas después de la exposición y pueden durar de 2 a 10 semanas. Entre los síntomas más comunes se encuentran: fiebre (>90%), fatiga (70 a 90%), dolor de garganta (>70%), erupción (40 a 80%), cefalea (30 a 80%) y linfadenopatía (40 a 70%).
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La seroconversión, existencia demostrable de anticuerpos contra el HIV, por lo general ocurre entre 3 y 8 semanas después de la infección, aunque se han reportado casos con 11 meses de evolución. Esto es seguido por un largo periodo de infección asintomática. El tiempo medio entre la exposición al HIV y el desarrollo del sida en pacientes no tratados es de ocho años en adultos y dos años en niños menores de cinco años de edad.
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La infección sintomática temprana, cuando los conteos de células CD4 son inferiores a 200 a 500 células/mm3, se caracteriza por condiciones que son más comunes e intensas en presencia de la infección por HIV, pero no constituyen una definición de sida. Los ejemplos incluyen aftas, candidiasis vulvovaginal persistente, neuropatía periférica, displasia del cuello uterino, herpes zóster recurrente y púrpura trombocitopénica idiopática. Si los CD4 están por debajo de las 200 células/mm3, la frecuencia de infecciones oportunistas aumenta. El sida es definido por cualquiera de las condiciones que se enumeran en la tabla 92-1 o un conteo de CD4 inferior a 200 células/mm3. La infección por HIV sintomática o avanzada aparece en pacientes con un recuento de CD4 de menos de 50 células/mm3, o la presencia de enfermedades oportunistas incluyendo el complejo diseminado de Mycobacterium avium...