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“La vida es breve y el camino de la medicina es largo”, palabras colmas de sabiduría que alguna vez fueron declamadas por Hipócrates en la lejana isla de Cos. Palabras dirigidas a sus alumnos de medicina, para revelar lo poco que se puede aprender y descubrir durante la vida efímera de un médico, y que a pesar de su antigüedad mantienen su vigencia y describen con precisión nuestra misión, y también nuestro destino.
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Es por esta razón que no debemos ceder en nuestra aspiración de difundir el conocimiento que se va adquiriendo en el presente, y que circunstancialmente responde a las demandas de las sociedades actuales. Una entre tantas razones de publicar experiencias y resultados de investigaciones médicas, en gran medida se debe a la evaluación cuantitativa que se hace de los médicos en la actualidad, sea en las instituciones de salud o en las de educación superior. Dichos procesos son tamizados por los grupos editoriales de las revistas especializadas y quienes dictan las normas de publicación; no obstante, con frecuencia encontramos estudiantes de las ciencias de la salud —tanto de pregrado como de posgrado— a quienes al iniciar la elaboración de un protocolo de investigación les surgen preguntas como: “¿de qué forma realizo el planteamiento del problema?”; “¿cómo planteo los objetivos y la justificación?”; “¿mi trabajo debe llevar hipótesis?”; “¿qué tipo de diseño metodológico puedo emplear?”, etc. Vuelven a surgir dudas en la etapa operativa del proyecto, y al concluirlo aparece otra gran interrogante: “¿cómo presento los resultados y cómo realizo una discusión de ellos?”
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Todas estas incertidumbres son el campo de la metodología de la investigación en salud, la que además de proporcionar todos los elementos metodológicos para la realización de un proyecto de investigación, propicia en los educandos un proceso de construcción de conocimientos para hacerlos capaces de observar, analizar, discutir el origen y proponer alternativas de solución para los problemas de salud de la población, mediante un razonamiento crítico, considerando sobre todo que el ejercicio profesional requiere una perspectiva metodológica para obtener mejores resultados, y bajo el paradigma ideal de pensar en el método científico como una herramienta de aprendizaje y de uso permanente.
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Es necesario, por tanto, establecer estrategias para lograr el desarrollo de habilidades que permitan el hábito y discernimiento de la metodología de la investigación, reflexionando que una investigación no necesariamente es costosa y compleja, y que puede realizarse sobre cualquier aspecto de la práctica clínica. No es pues, una actividad exclusiva de un pequeño sector de expertos: es una necesidad, es el deber de todo profesional del área de la salud preocuparse sobre la realidad en la que actúa, obtener conocimiento y aplicarlo, con el fin de generar propuestas que ayuden a mejorar la calidad de vida de la población.
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En México existe la imperiosa e ineludible necesidad de promover las competencias de investigación en el área de la salud, tanto en la educación de pregrado como en la de posgrado, utilizando la metodología de la investigación en salud para formar profesionales con una inclinación crítica, que permita la generación de nuevos conocimientos y tecnologías, para la identificación de la problemática que afecta la salud de la población y, desde luego, proponer soluciones que a su vez propicien una producción científica, de mayor repercusión tanto a nivel nacional como internacional.
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Para que los educandos logren alcanzar estas metas es necesario redefinir las estrategias, de modo de despertar en ellos la necesidad de que el profesional en salud realice investigación, desde el consultorio o el hospital, hasta el laboratorio mismo donde se genera el proceso salud-enfermedad, esto es, en la propia comunidad, y que visualice en su práctica clínica una oportunidad de investigar, de modo que la metodología de la investigación en salud no sea considerada como una simple herramienta de trabajo y de uso esporádico, sino un instrumento de uso frecuente en el devenir diario de su ejercicio profesional.
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Para que la investigación se pueda mimetizar con práctica clínica, es necesario que el profesional del área de la salud se cuestione acerca de sus quehaceres y dificultades, que realice lecturas sin censura de la información científica que se genera, y sea capaz de plantear proyectos de investigación, en una primera etapa, guiado por un profesional de mayor experiencia que lo acompañe y le muestre la relevancia de utilizar el método científico en su práctica cotidiana, para obtener conclusiones válidas que se puedan incorporar a la práctica clínica.
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Con la finalidad de acompañar esta actividad formativa en los estudiantes de pregrado y posgrado del área de la salud, un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), de la Secretaría de Salud del Estado de Puebla, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de la Comisión Estatal de Arbitraje Médico y del Hospital para el Niño Poblano, han sumado esfuerzos para desarrollar los capítulos de esta obra, que tiene como propósito servir de guía en el proceso formativo metodológico.
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El recorrido temático va desde los rasgos históricos de los métodos de investigación científica en medicina, hasta un análisis de la responsabilidad profesional en la investigación clínica, pasando por la metodología de la investigación en epidemiología, la investigación en salud pública, continuando con un análisis sobre la importancia de la metodología de la investigación, para después continuar con la presentación de los elementos metodológicos básicos tales como la estructuración de un protocolo de investigación, el problema científico, los objetivos, la justificación y el marco teórico en la investigación científica, y posteriormente se abordan los diseños metodológicos para la investigación en el área de la salud, seguidos de las consideraciones necesarias para elegir la prueba estadística y pasar a la revisión de los estudios de casos y controles, la serie de casos, los estudios de cohorte, los experimentos y cuasiexperimentos; la última parte presenta las consideraciones necesarias para la recolección de datos y continúa con los planteamientos para el informe final de la investigación.
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Nuestro agradecimiento a todos los investigadores que participaron, por dedicar parte de su tiempo y experiencia para el logro de esta obra, cuyo objetivo fundamental es que los estudiantes y profesionales del área de la salud aprecien en la metodología de la investigación un valioso instrumento de trabajo.
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María del Lurdez C. Martínez Montaño
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José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
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