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INTRODUCCIÓN

En cualquiera que sea la actividad que ejerza, el individuo tiene una serie de principios éticos que le han sido inculcados en su familia, en su escuela y en la sociedad donde se desenvuelve. La educación médica para un residente considera que éste ya posee los conocimientos generales que le permitieron obtener la licenciatura de médico, incluidos los principios éticos para poder ejercitar la medicina. El principal objetivo de una residencia médica es aprender una especialización, es decir, adquirir los conocimientos y las destrezas necesarios para ejercer una rama específica que practicará como parte de una actividad médica general. Así, independientemente de que al residente se le deben impartir las materias de su especialidad, también se le deben reafirmar los valores éticos de ese ejercicio médico.

Junto a las normas éticas universales, la medicina tiene también obligaciones morales muy particulares que deben cumplirse y que están consideradas en el Código de ética médica, donde se establecen principios básicos como evitar daños innecesarios, actuar siempre en beneficio del paciente, con equidad y con respeto a su autonomía. En la actualidad son múltiples las ocasiones donde se encuentran involucrados estos principios en toda actividad facultativa.1

En la práctica de la medicina actual, en todas las culturas, hay un enfrentamiento a retos importantes entre los que se encuentra principalmente la transformación de los sistemas de salud y la dificultad que existe para responder a todas las necesidades que requieren los pacientes y los recursos con que se cuenta. A esto se debe agregar que los responsables de la organización económica y social de la medicina han llegado a considerar al médico como un simple recurso humano semejante al de cualquier otro profesionista y como un medio generador de utilidades monetarias a través de sus recomendaciones y decisiones, así como por los cambios sociales globales a los que no escapan los profesionistas de la medicina y que influyen en su conducta, como son las presiones económicas para mantener una vida familiar digna y adecuada que cumpla con las aspiraciones legítimas de esa familia, las influencias mediáticas de una sociedad de consumo, y las exigencias cada vez mayores para obtener buenos resultados de los tratamientos médicos, apoyadas ahora por los medios de difusión y redes sociales que presumen por anticipado adelantos en ciernes y milagrosas curaciones casi nunca ciertas.

Desde que inicia la carrera, el futuro médico vive situaciones reales en relación con la salud y la vida de las personas, las cuales estructurarán paso a paso un comportamiento ético, adecuado o no. Luego, a lo largo de su residencia, el médico estará involucrado en mayor o menor grado con diversos procesos hospitalarios y observará en casos clínicos específicos diferentes tipos de conductas, y de todo ello, al transcurrir algunos años, permitirá que se obtenga un especialista con un proceder ético determinado.

Pero de qué manera el médico residente está orientando su ...

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