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INTRODUCCIÓN

Los fármacos constituyen la piedra angular de la terapéutica moderna. Sin embargo, médicos y legos reconocen que los resultados de la farmacoterapia varían sobremanera con cada persona. Aunque esta variabilidad se ha percibido como un aspecto impredecible y, por lo tanto, inevitable de la farmacoterapia, en realidad no es así. El objetivo de este capítulo consiste en describir los principios de la farmacología clínica que pueden aplicarse para lograr un uso inocuo y óptimo de los fármacos existentes y de los nuevos.

Los fármacos interactúan con moléculas específicas para producir efectos tanto beneficiosos como adversos. La sucesión de fenómenos que median entre la administración de un producto farmacológico y la aparición de sus efectos en el organismo se divide en dos componentes importantes, que contribuyen a la variabilidad de las acciones medicamentosas. El primer componente abarca los fenómenos que determinan la llegada del fármaco a las moléculas con que interactúan y su separación de ellas. La descripción resultante de la relación entre la concentración del medicamento y tiempo recibe el nombre de farmacocinética. El segundo componente de la variabilidad que presenta la acción de los fármacos comprende los fenómenos que determinan la variabilidad de las acciones medicamentosas a pesar de la equivalencia en el suministro del principio farmacológico a los sitios en que ejercerá su efecto. La descripción de la relación entre concentraciones de medicamento y efecto se denomina farmacodinámica. Como se expone más adelante en este capítulo, la variabilidad farmacodinámica puede deberse a la variabilidad de la función de la propia molécula farmacoefectora o a la variabilidad del amplio contexto biológico en que se produce la interacción fármaco-sitio efector para producir los efectos medicamentosos.

Dos objetivos importantes de la farmacología clínica como disciplina son: 1) describir las condiciones en que varían las acciones medicamentosas con el sujeto y 2) conocer los mecanismos que explican dicha variabilidad, para mejorar el tratamiento con los fármacos disponibles y también esclarecer los mecanismos de nuevos fármacos que pudieran ser eficaces para tratar enfermedades en el ser humano. En los comienzos de esta disciplina se hicieron descripciones empíricas de la influencia de la enfermedad sobre la acción farmacológica y de las personas o familias con sensibilidades infrecuentes a los efectos secundarios de los fármacos. Tales hallazgos descriptivos, aunque importantes, se están sustituyendo ahora por el conocimiento de los mecanismos moleculares que explican la variabilidad de las acciones farmacológicas. No obstante, es la interacción personal del paciente con su médico u otros profesionales de la salud lo que primero permite identificar una variabilidad poco usual en las acciones farmacológicas; para mejorar la seguridad de los fármacos, es fundamental estar siempre alerta a la aparición de respuestas farmacológicas insólitas.

Un marco de referencia unificador útil es la consideración de los efectos de la enfermedad, la administración simultánea de fármacos o factores familiares que modulan la acción farmacológica reflejan la variabilidad en la expresión o función de genes específicos ...

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