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La mayor parte de las enfermedades del aparato respiratorio entran en una de tres categorías principales: 1) enfermedades pulmonares obstructivas; 2) trastornos restrictivos, y 3) anomalías vasculares. Las primeras son muy frecuentes y comprenden sobre todo trastornos de las vías respiratorias, como asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), bronquiectasias y bronquiolitis. Las enfermedades que producen fisiopatología restrictiva son las enfermedades pulmonares parenquimatosas, las anomalías de la pared torácica y la pleura, así como las enfermedades neuromusculares. Los trastornos de la vasculatura pulmonar son embolia pulmonar, hipertensión pulmonar y enfermedad pulmonar venooclusiva. Si bien muchas enfermedades específicas entran en estas categorías principales, hay procesos infecciosos y neoplásicos que pueden afectar el aparato respiratorio y producir multitud de signos patológicos, incluidos los de las tres categorías mencionadas (Cuadro 278-1).
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Los trastornos también se agrupan por anomalías del intercambio gaseoso, como alteraciones hipóxicas, hipercapnia o combinadas. Sin embargo, muchas neumopatías no manifiestan anomalías del intercambio gaseoso.
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Al igual que en casi todas las valoraciones, el estudio del paciente con enfermedad del aparato respiratorio empieza con una anamnesis completa y una exploración física dirigida. Muchos pacientes se someterán después a pruebas de función pulmonar, además de obtenerse imágenes torácicas, análisis de sangre y esputo, una variedad de estudios serológicos y microbiológicos, y procedimientos diagnósticos como la broncoscopia. Esta estrategia por etapas se aborda en detalle más adelante.
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Los síntomas cardinales de la enfermedad respiratoria son la disnea y la tos (Caps. 33 y 34). La disnea tiene muchas causas; algunas no se deben a la patología pulmonar de forma predominante. Las palabras que el paciente utiliza para describir la falta de aliento pueden sugerir ciertas etiologías de la disnea. Los individuos con neumopatía obstructiva a menudo se quejan de “opresión en el pecho” o de “imposibilidad para hacer respiraciones profundas”, en tanto que los pacientes con insuficiencia cardiaca congestiva refieren más bien “falta de aire” o sensación de sofocación.
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El tiempo de inicio y la duración de la disnea ayudan a corroborar la etiología. La falta de aliento aguda se asocia en general con cambios fisiológicos repentinos, como edema de laringe, broncoespasmo, infarto del miocardio, embolia pulmonar o neumotórax. Los enfermos ...