Skip to Main Content

¡La nueva aplicación Access ya está disponible!

Lleve su aprendizaje al siguiente nivel con la biblioteca Access en la palma de su mano. Acceda al instante a libros, vídeos, imágenes, podcasts y funciones personalizadas, donde quiera y cuando quiera.

Descárguela ahora: iOS and Android. ¡Descubra más aquí!

ANTÍGENOS Y ANTICUERPOS DE LOS GRUPOS SANGUÍNEOS

Los sistemas antigénicos más importantes para la medicina transfusional comprenden a los eritrocitos, plaquetas, neutrófilos y antígenos leucocíticos humanos (HLA, human leukocytes antigens) ampliamente distribuidos.

El estudio de los antígenos y anticuerpos eritrocíticos forma las bases de la medicina transfusional. Los estudios serológicos iniciales identificaron estos antígenos, pero hoy en día se conoce la composición y estructura moleculares de muchos de ellos. Los antígenos, carbohidratos y proteínas son asignados a un sistema de grupos sanguíneos con base en la estructura y similitud de los epítopos determinantes. Otros elementos de las células sanguíneas y del plasma también son antigénicos y pueden ocasionar aloinmunización, la producción de anticuerpos dirigidos contra los antígenos eritrocíticos de otro individuo. Estos anticuerpos, llamados aloanticuerpos, comprenden a los anticuerpos antieritrocíticos, antígenos plaquetarios humanos (HPA, human platelet antigen) y anticuerpos anti-HLA.

Los anticuerpos contra los antígenos eritrocíticos son resultado de exposiciones naturales, especialmente a carbohidratos que simulan algunos antígenos de los grupos sanguíneos presentes en el ambiente, sobre todo de bacterias saprofitas. Tales anticuerpos que se forman mediante estímulos naturales suelen producirse por una respuesta independiente de los linfocitos T (que por lo general no tienen un efecto de memoria) y son los isotipos IgM. Los autoanticuerpos (anticuerpos dirigidos contra antígenos autólogos del grupo sanguíneo) se originan de forma espontánea o como consecuencia de secuelas de infecciones (p. ej., por Mycoplasma pneumoniae) y a menudo son de tipo IgM. Estos anticuerpos a menudo carecen de importancia clínica por su baja afinidad al antígeno a la temperatura corporal. Sin embargo, los anticuerpos IgM pueden activar la cascada del complemento y ocasionar hemólisis. A veces también surgen autoanticuerpos en un entorno autoinmunitario principalmente con isotipo IgG. Los anticuerpos que se forman por la exposición alógena, como transfusión o embarazo, por lo general son de tipo IgG. Los anticuerpos IgG a menudo se unen a antígenos a temperaturas cálidas y pueden producir hemólisis de los eritrocitos. A diferencia de los anticuerpos IgM, los anticuerpos IgG pueden atravesar la placenta y unirse a los eritrocitos fetales que portan el antígeno correspondiente, lo que ocasiona enfermedad hemolítica del recién nacido o hidropesía fetal. Lo mismo puede decirse de los anticuerpos IgG dirigidos contra los HPA de las plaquetas, lo cual provoca inmunización fetal o neonatal que resulta en una hemorragia intracraneal.

La aloinmunización del receptor a los leucocitos, plaquetas y proteínas plasmáticas también puede tener complicaciones durante una transfusión como fiebre y urticaria, además de resistencia a la transfusión de plaquetas, pero por lo general no causa hemólisis. Este tipo de aloinmunización en el donante de sangre provoca en ocasiones una neumopatía grave llamada daño pulmonar agudo por transfusión (TRALI, transfusion-related acute lung injury). No suelen realizarse de manera sistemática análisis para estos aloanticuerpos no hemolíticos; sin embargo, pueden detectarse con análisis especiales.

ANTÍGENOS Y ANTICUERPOS DEL SISTEMA ABO

...

Pop-up div Successfully Displayed

This div only appears when the trigger link is hovered over. Otherwise it is hidden from view.