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El género Clostridium comprende más de 60 especies que pueden ser comensales de la microflora intestinal o causar infecciones diversas en seres humanos y animales por la producción de innumerables exotoxinas proteináceas. Por ejemplo, C. tetani y C. botulinum ocasionan enfermedades clínicas específicas porque elaboran toxinas aisladas, pero muy potentes. Por el contrario, C. perfringens y C. septicum originan infecciones necrosantes devastadoras atribuibles a múltiples toxinas, entre ellas proteasas, fosfolipasas y citotoxinas bacterianas.
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Las células vegetativas de las especies de Clostridium son pleomorfas, baciliformes y dispuestas de modo individual o en cadenas cortas (fig. 149-1); las células poseen extremos redondeados o algunas veces puntiagudos. Aunque la tinción de los clostridios es grampositiva en las etapas iniciales de su crecimiento, al parecer se torna gramnegativa o variable más adelante en el ciclo o en muestras de tejido infectado. Casi todas las cepas son móviles mediante flagelos peritricosos; C. septicum prolifera en medios sólidos. Entre las especies inmóviles figuran C. perfringens, C. ramosum y C. innocuum. Casi todas las especies son anaerobios obligados, si bien varía en gran medida la tolerancia de los clostridios al oxígeno; algunas especies como C. septicum y C. tertium proliferan, pero no liberan esporas en un medio aéreo.
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Los clostridios producen más toxinas proteínicas que cualquier otro género bacteriano y se han identificado >25 toxinas de este género que son letales para los ratones, por ejemplo neurotoxinas, enterotoxinas, citotoxinas, colagenasas, permeasas, toxinas necrosantes, lipasas, lecitinasas, hemolisinas, proteinasas, hialuronidasas, DNasas, ADP-ribosiltransferasas y neuraminidasas. Algunas de las toxinas más potentes conocidas son la neurotoxina botulínica y la tetánica; las dosis letales son 0.2-10 ng/kg para los seres humanos. La toxina ε, una proteína de 33-kDa producida por C. perfringens de tipos B y D, provoca edema y hemorragia en el encéfalo, corazón, médula espinal y riñones de animales. Se la considera la más letal de las toxinas de los clostridios, con capacidad de usarse en ataques bioterroristas. Se conocen las secuencias genómicas de algunos clostridios patógenos y de ellas puede inferirse una visión integral para entender los factores de virulencia que participan en la patogenia de estos microorganismos.
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EPIDEMIOLOGÍA Y TRANSMISIÓN
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La distribución de Clostridium sp. es amplia en la naturaleza; forman endosporas que se encuentran a menudo en la tierra, heces, aguas negras y sedimentos marinos. Los aspectos ecológicos de C. perfringens en la tierra dependen en gran medida del grado y duración de la crianza de animales en un sitio particular y repercuten de manera notoria en la incidencia de gangrena gaseosa por contaminación de las heridas de guerra con tierra. Por ejemplo, la incidencia de gangrena gaseosa por clostridios es mayor en las zonas agrícolas de Europa que en ...