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La tularemia es una enfermedad zoonótica causada por la bacteria Francisella tularensis. La infección humana es rara, pero diseminada y puede poner en peligro la vida. Las fuentes de infección humana incluyen mordeduras de artrópodos, aerosoles agrícolas, alimento o agua contaminados y contacto con tejidos de animales infectados. El diagnóstico clínico de la tularemia puede ser difícil, ya que las manifestaciones de la enfermedad son diversas, con hasta seis síndromes clínicos distintivos. El pronóstico es favorable cuando el tratamiento antimicrobiano se inicia pronto; sin embargo, las complicaciones son frecuentes si el tratamiento se retrasa.
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F. tularensis es un pequeño (0.2 × 0.2-0.7 μm) cocobacilo gramnegativo aeróbico, no móvil, no formador de esporas. Esta bacteria depende de la invasión de células hospedadoras in vivo para multiplicarse y causar enfermedad. Desde el punto de vista genético, no tiene una relación cercana con otros patógenos humanos conocidos. F. tularensis puede entrar al cuerpo humano a través de la piel, mucosas o vías respiratorias. La dosis infecciosa es baja, la inhalación de 25 o menos organismos es suficiente para causar enfermedad. F. tularensis se desarrolló como arma biológica y en la actualidad se clasifica como agente selecto de nivel 1 (cap. S2). Dos subespecies de F. tularensis, la subespecie tularensis (a partir de este momento llamada tipo A) y la subespecie holarctica (desde aquí denominada como tipo B) causan tularemia humana en Estados Unidos.
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La tularemia ocurre en todo el hemisferio norte. La notificación de la enfermedad es obligatoria en Estados Unidos y se han informado casos en todos los estados de ese país, salvo en Hawái (fig. 165-1). Los estados situados en las regiones central sur y el medio oeste, en particular Arkansas, Kansas, Misuri y Oklahoma, registran un número desproporcionado de casos. A pesar de un descenso sustancial durante la parte intermedia del siglo XX, la cifra de casos en Estados Unidos se ha mantenido relativamente estable desde 1970 (fig. 165-2). Durante el periodo de 10 años de 2006 a 2015, se informaron entre 93 y 314 casos cada año (147 casos en promedio). El año 2015 marcó un aumento sustancial de los casos en Colorado, Wyoming, Dakota del Sur y Nebraska, con más de 100 casos informados entre los residentes de esos cuatro estados. La incidencia fue mayor en Wyoming (35.8 casos por 1 millón de habitantes), mucho más alta que el promedio nacional de un caso por millón de habitantes en 2015.
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