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Como se señala en el capítulo 341, tanto las manifestaciones clínicas como las causas de la pancreatitis, son muy variadas. Aunque se reconoce que este trastorno es secundario a menudo al abuso de alcohol y a enfermedades de las vías biliares, también puede ser causado por fármacos, mutaciones genéticas, traumatismos e infecciones virales y puede asociarse a trastornos metabólicos y del tejido conjuntivo. Además, en cerca de 30% de los pacientes con pancreatitis aguda y en 25 a 40% de los enfermos con pancreatitis crónica, no se determina la causa.
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La incidencia de pancreatitis aguda es de 5-35/100 000 nuevos casos por año en todo el mundo, con una tasa de mortalidad cercana a 3%. La incidencia de pancreatitis crónica es cercana a cuatro a ocho casos por 100 000 habitantes por año con una prevalencia de 26 a 42 casos por 100 000 habitantes. El número de pacientes hospitalizados que padecieron pancreatitis aguda y crónica en Estados Unidos se ha incrementado en gran medida y, hoy día, se calcula la existencia de 274 119 casos de pancreatitis aguda y 19 724 de pancreatitis crónica. La pancreatitis aguda es el diagnóstico del aparato digestivo más frecuente que requiere hospitalización en Estados Unidos. Se calcula que los costos por las pancreatitis aguda y crónica corresponden a 3 000 millones de dólares por año en cuanto a la atención de la salud. Estos números pueden subestimar la incidencia y la prevalencia verdaderas porque la pancreatitis no alcohólica se ha ignorado en gran medida. En la necropsia, la prevalencia de pancreatitis crónica varía de 0.04-5%.
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El diagnóstico de pancreatitis aguda por lo general se define con base en la combinación de pruebas de laboratorio, estudios de imagen y sintomatología. El diagnóstico de pancreatitis crónica, en especial la enfermedad leve, se ve obstaculizado por la inaccesibilidad relativa del páncreas a la exploración directa y a la falta de especificidad del dolor abdominal relacionado con pancreatitis crónica. Muchos pacientes con este trastorno no tienen aumento de las concentraciones de amilasa o lipasa. Algunos tienen signos y síntomas de insuficiencia pancreática exocrina (PEI, pancreatic exocrine insufficiency), lo que permite demostrar de manera objetiva una pancreatopatía. Sin embargo, hay una gran reserva funcional exocrina pancreática. Debe afectarse más de 90% del páncreas para que se manifieste la digestión deficiente de grasas y proteínas. Es mucho más probable que las pruebas indirectas no invasivas de la función exocrina pancreática (elastasa en heces) sean anormales en pacientes con pancreatopatía manifiesta (calcificación del páncreas, esteatorrea o diabetes mellitus) que en sujetos con enfermedad oculta. Las pruebas directas e invasivas de la función secretora del páncreas (análisis de secretina), son las más sensibles y específicas para detectar pancreatitis crónica temprana cuando los estudios de imagen son dudosos o normales.
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PRUEBAS ÚTILES EN EL DIAGNÓSTICO DE PANCREATOPATÍA
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Diversos análisis han sido eficaces para valorar la función pancreática exocrina. En el cuadro 340-1 y ...