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La fibromialgia (FM) se caracteriza por dolor e hipersensibilidad musculoesqueléticos, diseminados y crónicos. Aunque se define principalmente como un síndrome doloroso, los pacientes con FM también suelen manifestar síntomas neuropsicológicos de fatiga, sueño no reparador, disfunción cognitiva, ansiedad y depresión. Las personas con FM padecen con más frecuencia de otros síndromes acompañados de dolor y fatiga, como síndrome de fatiga crónica (cap. 442), disfunción temporomandibular, cefalea crónica, síndrome de intestino irritable, cistitis intersticial/síndrome vesical doloroso y otros síndromes de dolor pélvico. La evidencia indica que el sistema nervioso central es fundamental para mantener el dolor, así como otros síntomas centrales de FM y otras enfermedades afines. La presencia de FM se acompaña de consecuencias negativas importantes para el funcionamiento tanto físico como social.
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En la clínica, el diagnóstico de FM se establece en cerca del 2% de la población y es mucho más frecuente en mujeres que en varones, con una proporción de alrededor 9:1. Sin embargo, en encuestas mundiales de población, la tasa de prevalencia es de entre 2 y 5%, con una proporción entre varones y mujeres de sólo 2 a 3:1 y con una serie de variaciones que dependen del método de verificación. Estos datos de frecuencia son similares en cualquier nivel socioeconómico. Hay factores culturales que son importantes para determinar si los pacientes con síntomas de FM buscarán atención médica; no obstante, incluso en las culturas en las que no se espera que la ganancia secundaria tenga una función importante, la frecuencia de FM permanece dentro de estos límites.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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Dolor e hipersensibilidad
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El síntoma más frecuente en las personas con FM es el “dolor generalizado”. Casi siempre se ubica por arriba y debajo de la cintura, en ambos lados del cuerpo y abarca los huesos de la cabeza y el tronco (cuello, espalda o tórax). Este dolor es mal circunscrito, difícil de ignorar, intenso y reduce la capacidad funcional. Para establecer el diagnóstico de FM es necesario que haya existido dolor durante la mayor parte del día, la mayor parte de los días y cuando menos durante 3 meses.
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El dolor clínico de la FM se acompaña de una mayor sensibilidad dolorosa evocada. En la clínica, esta hipersensibilidad se puede identificar por dolor inducido por la presión que ejerce el manguito del esfigmomanómetro o el dolor al plegar la piel. Más formalmente, la manera de comprobar este fenómeno es con la exploración de puntos dolorosos donde el médico utiliza la uña del pulgar para aplicar una presión aproximada de 4 kg/m2 (o la presión necesaria para blanquear la punta de la uña), sobre ciertos puntos musculotendinosos (fig. 366-1). Antes, los criterios de clasificación del American College of Rheumatology exigían que el paciente percibiera 11 de los 18 puntos como dolorosos para establecer el diagnóstico de ...