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La inflamación o la fibrosis del intersticio renal y la atrofia del compartimiento tubular son consecuencias frecuentes de enfermedades que afectan los glomérulos o la vasculatura. Sin embargo, hay un grupo de padecimientos distintos a estos fenómenos secundarios que afectan sobre todo los túbulos y el intersticio, sin afectar de manera significativa a los glomérulos ni los vasos renales. Tales alteraciones se dividen en nefritis tubulointersticial (TIN, tubulointerstitial nephritis) aguda y crónica (cuadro 310-1).
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La TIN aguda casi siempre se presenta con insuficiencia renal aguda (cap. 304). La naturaleza aguda de este grupo de padecimientos puede ser resultado de infiltrados inflamatorios activos que causan edema del tejido, lesión de las células tubulares y alteración del flujo tubular u obstrucción evidente de los túbulos con cilindros, detritos celulares o cristales. En ocasiones, hay dolor en el flanco por la distensión de la cápsula renal. El sedimento urinario a menudo muestra actividad, con leucocitos y cilindros celulares, pero depende de la naturaleza exacta del trastorno en cuestión.
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Las manifestaciones clínicas de la TIN crónica son más inconstantes y llegan a manifestarse con alteraciones en la función tubular, que incluyen poliuria por incapacidad para concentrar la orina (diabetes insípida nefrógena); alteración de la reabsorción tubular proximal que genera manifestaciones del síndrome de Fanconi (glucosuria, fosfaturia, aminoaciduria, hipopotasemia y acidosis tubular renal ...