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La obstrucción del flujo de orina, con la estasis consecuente y el aumento de la presión en las vías urinarias, afecta las funciones de los conductos renales y urinarios, lo cual es causa frecuente de nefropatía aguda y crónica (nefropatía obstructiva). El reconocimiento temprano y el tratamiento oportuno de la obstrucción de las vías urinarias (UTO, urinary tract obstruction) puede prevenir o revertir los efectos devastadores sobre la estructura y la función renales, y disminuir la susceptibilidad a la hipertensión, infección y formación de cálculos. La obstrucción crónica propicia pérdida permanente de masa renal (atrofia renal) y capacidad excretora. Dado que la enfermedad obstructiva en ocasiones es secundaria a enfermedad inflamatoria, vascular o maligna subyacente grave, la familiaridad con los hallazgos clínicos, pruebas diagnósticas apropiadas y abordaje terapéutico son de gran importancia para el médico.
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La obstrucción del flujo urinario puede ser consecuencia del bloqueo mecánico intrínseco o extrínseco, así como por alteraciones funcionales no acompañadas de oclusión fija del sistema de drenaje urinario. La obstrucción mecánica puede ocurrir en cualquier parte del aparato urinario, desde los túbulos o cálices renales hasta el meato uretral externo (uropatía obstructiva). Los sitios de estrechamiento normal, como las uniones ureteropélvica y ureterovesical, cuello vesical y meato uretral, son sitios frecuentes de obstrucción. Cuando la UTO baja se ubica arriba del nivel de la vejiga, produce dilatación unilateral del uréter (hidrouréter) y del sistema pielocaliceal (hidronefrosis); las lesiones en la vejiga o distales a ésta causan afectación bilateral.
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En el cuadro 313-1 se mencionan las formas frecuentes de obstrucción. Las causas pediátricas incluyen malformaciones congénitas, como estenosis de la unión ureteropélvica e inserción anómala del uréter en la vejiga, que es el origen más frecuente. El reflujo vesicoureteral sin infección urinaria u obstrucción del cuello vesical se resuelve con la edad. La reinserción del uréter en la vejiga está indicada si el reflujo es grave y es improbable la mejoría espontánea, cuando la función renal se deteriora o si recurren las infecciones urinarias a pesar del tratamiento antimicrobiano crónico. El reflujo vesicoureteral puede causar hidronefrosis prenatal y, si es grave, genera infecciones urinarias recurrentes, hipertensión y cicatrización renal en la infancia. Las válvulas uretrales posteriores son la causa más frecuente de hidronefrosis bilateral en los niños varones. En los adultos, la UTO se debe sobre todo a anomalías adquiridas; predominan los tumores pélvicos, cálculos y estenosis uretral. La ligadura o lesión del uréter durante procedimientos quirúrgicos pélvicos o colónicos pueden causar hidronefrosis, la cual, cuando es unilateral, puede pasar inadvertida. Asimismo, la uropatía obstructiva quizá sea resultado de una neoplasia extrínseca (carcinoma cervicouterino o colónico) o de trastornos inflamatorios. Los linfomas y tumores pélvicos o colónicos con afectación retroperitoneal son causa de obstrucción ureteral. Hasta 50% de los varones >40 años puede tener síntomas de las vías urinarias bajas derivados de la hipertrofia prostática benigna, ...