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En Estados Unidos, >66% de los adultos se clasifican como personas con sobrepeso u obesas, y la prevalencia de la obesidad se incrementa con rapidez en gran parte de los países industrializados. Hay un número cada vez mayor de niños y adolescentes obesos, lo que indica que las tendencias actuales se acelerarán con el tiempo. La obesidad está relacionada con mayor riesgo de padecer múltiples problemas de salud, incluidos hipertensión arterial, diabetes tipo 2, dislipidemia, apnea obstructiva del sueño, esteatosis hepática no alcohólica, artropatías degenerativas y algunas neoplasias malignas. Por eso, es importante que los médicos identifiquen, valoren y traten a las personas obesas y también a las que tienen enfermedades concomitantes.
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Los médicos deben realizar pruebas de detección sistemática en todos los adultos para identificar la obesidad, y brindar orientación e intervenciones conductuales para la pérdida sostenida de peso. Las cinco etapas principales para valorar la obesidad, como se describe más adelante, son: 1) anamnesis centrada en la obesidad; 2) exploración física para determinar el grado y tipo de obesidad; 3) valoración de enfermedades concomitantes; 4) determinación del nivel de condición física, y 5) valoración de la disposición de la persona a adoptar cambios en su estilo de vida.
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Anamnesis centrada en la obesidad
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La información de la anamnesis debe abordar las siguientes siete preguntas:
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¿Qué factores contribuyen a la obesidad del paciente?
¿En qué forma la obesidad afecta la salud del individuo?
¿Cuál es el nivel de riesgo del sujeto, derivado de la obesidad?
¿Cuál es la dificultad que encuentra el paciente para controlar su peso?
¿Cuáles son los objetivos y expectativas del paciente?
¿La persona está motivada para comenzar un programa de control del peso?
¿Qué tipo de ayuda necesita el paciente?
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Si bien la mayor parte de los casos de obesidad se atribuyen a factores conductuales que modifican los patrones de alimentación y actividad física, en la anamnesis se pueden identificar causas secundarias que obligan a una valoración más detenida. Entre los trastornos que se deben considerar están el síndrome de ovarios poliquísticos, hipotiroidismo, síndrome de Cushing y enfermedad hipotalámica. También se debe tener en cuenta el incremento ponderal inducido por fármacos. Las causas frecuentes incluyen fármacos para la diabetes (insulina, sulfonilureas, tiazolidinedionas), hormonas esteroideas, fármacos antipsicóticos (clozapina, olanzapina, risperidona), estabilizadores del estado de ánimo (litio), antidepresivos (tricíclicos, inhibidores de la monoaminooxidasa, paroxetina, mirtazapina) y antiepilépticos (valproato, gabapentina, carbamacepina). Otros fármacos, como los antiinflamatorios no esteroideos y los antagonistas de los conductos del calcio, pueden ocasionar edema periférico, pero no incrementan la cantidad de grasa corporal.
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Los patrones actuales de alimentación y de actividad física permiten detectar factores que contribuyen a la obesidad, además de identificar las conductas a las que se orientará el tratamiento. Este tipo de información se obtiene mejor con una combinación de cuestionario y entrevista.