TRATAMIENTO CONTAMINACIÓN POR RADIONÚCLIDOS
El tratamiento de la contaminación interna por radionúclidos (conocido también como descorporación, se inicia lo más pronto posible después de exposición sospechada o corroborada. No se ha definido con precisión el límite superior aproximado de contaminación por radionúclidos. Son apreciaciones que dependerán de las circunstancias del acto terrorista y los recursos disponibles. La Clinical Decisión Guide que es parte de la declaración 161 del National Council on Radiation Protection (NCRP) es un instrumento de decisiones para valorar la necesidad de tratamiento de una persona contaminada. La adquisición de estos volúmenes por parte de los grandes centros de selección sería una inversión prudente que podría ayudar al personal asistencial en una situación crítica en la que sea necesario determinar en qué pacientes debe realizarse la descorporación.
El objetivo es que dentro del organismo quede la menor cantidad posible de radionúclidos. El tratamiento se emprende para disminuir la absorción, y estimular la eliminación y la excreción. La FDA no ha aprobado algunos de los fármacos para esta tarea y son muy escasos los datos que apoyan la eficacia de su empleo.
La eliminación de las sustancias tóxicas del aparato digestivo se lleva a cabo por medio de un lavado gástrico, administración de eméticos (5 a 10 mg de apomorfina, cápsula de 1 o 2 g de ipecacuana, o 15 ml en jarabe) o purgantes, laxantes, intercambiadores iónicos y antiácidos a base de aluminio. Un intercambiador iónico utilizado para tratar la contaminación interna por cesio-137 es el azul de Prusia (a razón de 1 g tres veces al día durante tres semanas o más). Los antiácidos a base de aluminio (como el fosfato de aluminio en gel) reducen la captación de estroncio en el intestino, siempre y cuando se administren inmediatamente después de la exposición. El hidróxido de aluminio es menos eficaz.
La interacción de los radionúclidos con los tejidos se puede evitar o revertir si se utilizan fármacos que bloqueen la absorción; diluyan, movilicen o liberen radionucleótidos desde los tejidos, o quelen estos últimos.
Los fármacos bloqueadores impiden la penetración de los materiales radiactivos. El fármaco bloqueador más eficaz y mejor identificado es el yoduro de potasio (KI) que bloquea la captación de yodo radiactivo (131I) por la glándula tiroides. El KI muestra mayor eficacia en la primera hora de haber ocurrido la exposición; su eficacia persiste 6 h después del evento. Más adelante, esta eficacia disminuye hasta 24 h después de ocurrida la exposición; sin embargo, se recomienda administrar KI hasta 48 h después del problema inicial. La dosis de KI depende de la edad, la exposición tiroidea calculada, la posibilidad de embarazo o lactancia. Los adultos de 18 a 40 años deben recibir 130 mg/día durante siete a 14 días si se expusieron a 10 o más cGy de yodo radiactivo. Otros bloqueadores son el propiltiouracilo en dosis de 100 mg c/8 h durante ocho días y el metimazol (a razón de 10 mg c/8 h durante dos días, seguidos de 5 mg tres veces al día durante seis días). Estos fármacos son un poco menos eficaces comparados con KI.
Las sustancias de dilución disminuyen la absorción del radioisótopo; por ejemplo, se puede utilizar el agua como agente diluyente en el tratamiento de la contaminación por tritio (3H). El volumen recomendado es de 3 a 4 L/día durante tres semanas.
Las sustancias de movilización son más eficaces si se usan inmediatamente; sin embargo, pueden serlo todavía dos semanas después de la exposición. Estos fármacos incluyen los antitiroideos, extractos de paratiroides, glucocorticoides, cloruro de amonio, diuréticos, expectorantes e inhalantes. Todos ellos deben inducir la liberación de los radioisótopos desde los tejidos.
Los quelantes se fijan a muchos materiales radiactivos, después de lo cual el cuerpo humano excreta los complejos. En este sentido, el ácido dietilentriaminopentaacético (DTPA) en sus complejos Ca-DTPA o Zn-DTPA son mejores que el ácido etilendiaminotetraacético (EDTA). En Estados Unidos, la FDA aprobó DTPA para tratar la contaminación interna con plutonio, americio y curio, aunque también forma productos de quelación con berquelio, californio o cualquier material que tenga un número atómico mayor de 92. Ca-DTPA es más eficaz que Zn-DTPA durante las primeras 24 h después de la contaminación interna y los dos fármacos son igualmente eficaces una vez transcurrido ese lapso. Si se cuenta con ambos productos, para la primera dosis se prefiere utilizar Ca-DTPA. Si se necesita tratamiento adicional, habrá que cambiar a Zn-DTPA. La dosis es de 1 g de Ca-DTPA o Zn-DTPA disuelto en 250 ml de solución salina normal o glucosada al 5% IV durante 1 h cada día. La duración de la quelación depende del grado de contaminación interna y la respuesta del paciente a la terapia. El DTPA se administra por nebulización en dosis de 1 g diluido a partes iguales con agua o solución salina en un lapso de 15 a 20 min. Se recomienda Zn-DTPA nebulizado si la contaminación se produjo por vía interna. También es recomendable la vía intravenosa (IV), que se prefiere cuando se desconoce el mecanismo de la contaminación interna o existe la posibilidad de que se haya producido por múltiples rutas. El éster de DTPA penta-etilo es una profármaco con un perfil de absorción favorable después de administrado, y con efectos terapéuticos demostrables en estudios iniciales de eficacia. Se puede administrar por VO, por lo cual dicho profármaco a la postre puede resultar más útil en grandes grupos de víctimas, que las formas IV o nebulizadas del producto (Sueda K). Está contraindicado tratar con DTPA la contaminación por uranio por el daño sinérgico a los riñones.
El lavado pulmonar puede reducir la neumonitis inducida por radiación y está indicado sólo cuando una gran cantidad de radioisótopo penetró en los pulmones, lo que puede ocasionar una lesión aguda por radiación. Para ese método se necesita anestesia. En el cuadro C4-2 se resumen los regímenes terapéuticos comunes para la contaminación interna con radionúclidos.