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Las vacunas y los productos biológicos relacionados constituyen un importante grupo de agentes que vinculan las disciplinas de la microbiología, las infecciosas enfermedades, la inmunología y la inmunofarmacología. Aquí se proporciona una relación de las preparaciones más importantes. El lector que requiera una información más completa se puede remitir a las fuentes enumeradas al final de este apéndice.
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La inmunización activa consiste en la administración de antígeno al huésped para inducir la formación de anticuerpos e inmunidad mediada por células. La inmunización se practica para inducir protección contra muchos agentes infecciosos y puede utilizar materiales inactivados (asesinados) o agentes vivos atenuados (véase cuadro A–1). Las características deseables del inmunógeno ideal incluye la prevención completa de la enfermedad, prevención del estado de portador, producción de inmunidad prolongada con un mínimo de inmunizaciones, ausencia de toxicidad e idoneidad para la inmunización masiva (p. ej., económica y fácil de administrar). La inmunización activa generalmente es preferible a la inmunización pasiva, en la mayoría de los casos debido a que se mantienen niveles más altos de anticuerpos por periodos más largos, lo que requiere menos frecuencia de inmunización, y en algunos casos debido al desarrollo de inmunidad concurrente mediada por células. Sin embargo, la inmunización activa requiere tiempo para desarrollarse y, por tanto, generalmente está inactiva en el momento de una exposición específica (p. ej., por exposición parenteral a hepatitis B, hepatitis B IgG concurrente [anticuerpos pasivos] y la inmunización activa se da para prevenir la enfermedad).
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