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El crecimiento celular y la maduración son eventos normales en el desarrollo del órgano durante la embriogénesis, el crecimiento, la reparación y la remodelación del tejido después de una lesión. La regulación alterada de estos procesos puede resultar en la pérdida de control sobre el crecimiento celular, la diferenciación y el confinamiento espacial. La neoplasia en humanos representa en conjunto un espectro de enfermedades caracterizadas por el crecimiento celular anormal, la pérdida de la homeostasis del tejido y la arquitectura tisular distorsionada. Este nuevo crecimiento se denomina neoplasia o tumor y, en ocasiones, puede ser un proceso proliferativo confinado a un sitio específico del tejido con pocas manifestaciones sistémicas y ninguna amenaza para el estado general de salud. El término “benigno” se usa a menudo para describir estos tumores de bajo impacto, que incluyen muchos crecimientos comunes como nevos dérmicos, verrugas y fibromas uterinos. El término “cáncer” o “tumor maligno” se usa para describir una forma más avanzada de neoplasia que implica la invasión y destrucción de tejidos y define un proceso biológico inherentemente progresivo que puede culminar en una enfermedad sistémica y en muerte del hospedador. El proceso de tumorogénesis implica una serie de eventos estocásticos en un contexto proliferativo que puede generar una diversidad ilimitada en los atributos moleculares y fenotípicos de las células tumorales, tanto entre individuos afectados como dentro de un solo individuo afectado. Los esquemas de clasificación han sido diseñados para proporcionar un marco para reducir esta complejidad y capturar muchos de los atributos compartidos de los cánceres, que se basan en gran medida en determinado tipo de tejido u órgano de origen. Cada tipo de cáncer puede exhibir una diversidad de comportamientos biológicos entre distintos pacientes, y los atributos moleculares o histológicos se usan para continuar la clasificación de los cánceres e identificar patrones de comportamiento.
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El reconocimiento de un tumor maligno que se manifiesta por los síntomas o los hallazgos del examen físico define la fase clínica de la enfermedad. La fase clínica está precedida por una fase preclínica, que generalmente es desconocida para el paciente, pero a veces se puede identificar mediante intervenciones de detección. Los signos preclínicos y los posibles precursores del cáncer de colon y el cáncer de mama pueden consistir en pólipos en el colon y anomalías proliferativas de la mama, respectivamente. Dichas lesiones precursoras suelen ser anomalías genéticas moleculares y exhiben características de proliferación celular anormal sin demostrar invasión y pueden preceder por meses a años al desarrollo de un cáncer invasivo; o nunca progresar a un cáncer invasivo durante de la vida del individuo. Con más frecuencia, la fase preclínica no se detecta hasta que se presenta un cáncer invasivo, en ocasiones con metástasis regionales o a distancia. Nuestra comprensión de la fisiopatología de varios neoplasmas se basa en observaciones clínicas y patológicas de series grandes de pacientes, junto con una comprensión más reciente de los fundamentos celulares y ...