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Enfermedad de Pringle, complejo esclerosis tuberosa, esclerosis tuberosa de Bourneville-Pringle, epiloia.
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Síndrome neurocutáneo de origen mesoectodérmico, caracterizado por angiofibromas cutáneos faciales, manchas hipomelanóticas, fibromas subungueales, epilepsia y retraso mental. Comprende dos trastornos autosómicos dominantes con penetrancia variable que se caracterizan por alteraciones cutáneas o neurológicas (100%), así como por hamartomas viscerales.
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DATOS EPIDEMIOLÓGICOS
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La prevalencia es de 1 en 6 000 a 170 000 nacidos vivos. Afecta a cualquier raza y sexo. Es congénita o se manifiesta durante la niñez. Se observa en 1 de cada 50 pacientes con retraso mental.
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Es una genodermatosis autosómica dominante de expresividad variable; en 50 a 75% de los casos se trata de mutaciones nuevas. La heterogeneidad genética explica la variabilidad clínica. Las mutaciones ocurren en los genes supresores de tumores TSC-1 y TSC-2 localizados en los cromosomas 9q34 y 16p13.3, respectivamente; cuando depende de este último el fenotipo es más grave. Estos genes codifican para hamartina y tuberina, dos proteínas que al parecer actúan en la diferenciación celular y regulan la actividad de la GTPasa en la familia de genes GAP. Hay antecedentes familiares en 33% de los enfermos. Las alteraciones son de origen mesoectodérmico. No se entiende bien la patogenia; intervienen factores del crecimiento, enzimas y alteraciones de la migración de células neurales. El crecimiento de los angiofibromas es promovido por la vía de mTOR.
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La tríada clásica consta de angiofibromas cutáneos, epilepsia y retraso mental, de expresividad y gravedad variables. La mayoría de los pacientes presenta manifestaciones cutáneas, e incluyen angiofibromas faciales, máculas hipomelanóticas o acrómicas, placas fibrosas faciales, piel de zapa y fibromas ungueales.
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Los angiofibromas cutáneos, antes llamados adenomas sebáceos, son tumores pequeños, semiesféricos, de 1 a 10 mm, lisos, aislados o confluentes, que se distribuyen de manera simétrica en la parte central de la cara. Afectan dorso y alas nasales, surcos nasogenianos, mejillas y mentón; son duros, del color de la piel o rojo-violáceos, con telangiectasias; empiezan durante la niñez, se extienden hasta la pubertad y persisten de por vida (figs. 55–1 a 55–3); se presentan en 75 a 90% de los enfermos.
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Las lesiones más tempranas son las manchas acrómicas lanceoladas, muchas veces congénitas; se presentan en 85%; son más frecuentes en tronco y extremidades, tienen forma de hoja de fresno, miden 1 a 3 cm y son ...